Casi tres mil kilómetros de reseco sertão, para terminar en Recife, la capital del estado brasileño de Pernambuco. La caravana que recorrerá el Nordeste de Brasil para denunciar que ha vuelto el hambre partirá hoy, 27 de julio, y llegará a la ciudad de Dom Helder Camara el domingo 5 de agosto. Hará escalas estratégicas en los municipios de Bahia, Minas Gerais, Rio de Janeiro y San Pablo para sensibilizar mejor a las poblaciones de estos grandes centros urbanos sobre el problema de la escasez de alimentos y la reducción de las políticas públicas sociales que se ha producido en los últimos tiempos.
La caravana, con el respaldo del episcopado brasileño, atravesará la región más árida de Brasil para denunciar que el país ha vuelto a entrar en el “Mapa del hambre” que periódicamente publica la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO). Una situación deplorable que los organizadores atribuyen, “al desmantelamiento de las políticas sociales públicas destinadas a la seguridad alimentaria de las poblaciones que viven en los territorios semiáridos”.
“Estamos ante una ofensiva muy fuerte contra los derechos adquiridos en la Constitución de 1988” protesta el obispo de la diócesis de Balsas, en el Estado de Maranhão, dom Enemésio Ângelo Lazzaris, quien es presidente de la activa Comisión Pastoral de la Tierra de la Iglesia brasileña. Cuando habla de “derechos adquiridos” en las políticas de los últimos gobiernos federales, el sacerdote perteneciente a la congregación de Don Orione se refiere “al techo y el acceso a los alimentos” que el gobierno actual – a juicio del obispo – “ha reducido considerablemente”. Dom Enemésio Ângelo Lazzaris calcula que un gran número de personas que habían superado el fatídico umbral de pobreza, lamentablemente se encuentran amenazadas de volver a la situación anterior debido a políticas que descuidan las necesidades básicas.
Los organizadores de la marcha recuerdan que la reducción del número de personas desnutridas en todo el país es una conquista reciente. Brasil salió del “Mapa del hambre” en 2014 con la creación del Ministerio de Desarrollo social y lucha contra el hambre (MDS). Las políticas implementadas por el organismo público difundieron las garantías de acceso al crédito para personas de bajos recursos, de acceso al agua potable y el derecho a la “Bolsa Família”, que constituye el principal logro del programa de prestaciones sociales implementado por el Gobierno de Brasil. La “Bolsa Família” fue creada para proporcionar ayuda financiera a las familias brasileñas en estado de pobreza, que a cambio debían garantizar la escolarización de sus hijos y cumplir con el plan de vacunación de los mismos. El objetivo del programa era, por una parte, reducir en el corto plazo los efectos de la pobreza mediante la erogación de subsidios públicos, y por la otra reducirla en el largo plazo valorizando el capital humano mediante una transferencia condicionada de dinero. Pero tan solo cuatro años después de la puesta en marcha del innovador plan social, el fantasma del hambre vuelve a presentarse en las poblaciones rurales y urbanas del Nordeste, históricamente marcadas por la miseria y la falta de políticas públicas de recuperación y desarrollo.
Los organizadores atribuyen a los recortes de la política del gobierno federal la exclusión de 1,1 millones de familias del programa de canastas familiares, lo que significa un total de 4,3 millones de personas, en su mayoría niños. Profesores de la Escuela Nacional de Salud Pública “Sergio Arouca” de Rio de Janeiro calculan que desde 2014-2016 el número de personas en condiciones de extrema pobreza en Brasil ha pasado de poco más de 5.162 millones a casi 10 millones.
Durante el recorrido de la Caravana contra el hambre se llevarán a cabo momentos de debate en las universidades, actos públicos y actividades de sensibilización con tres objetivos: discutir la situación política en Brasil; denunciar el retorno del hambre y plantear el tema de la defensa de la democracia.