Con el nombramiento de 14 nuevos cardenales, anunciado ayer domingo de Pentecostés, que serán creados en su V Concistorio, previsto para la fiesta de san Pedro y san Pablo el 29 de junio, el Papa Francisco confirma ampliamente su concepción de una Iglesia Universal, extraordinariamente rica y profunda, libre y creativa, y que se propone seguir en esta línea, con la convicción de que sus reformas – las que está llevando a cabo, las que están congeladas, las que están latentes y apenas perceptibles – son irreversibles y también pasan, entre otras cosas, por la composición de la asamblea de consagrados que un día serán llamados a elegir al nuevo Sucesor de Pedro.
Con el anuncio del domingo, al igual que en los cuatro Consistorios anteriores, el Papa Francisco demuestra de manera inequívoca que tiene una idea muy clara sobre el futuro de la Iglesia y sabe perfectamente que ese futuro depende, por así decirlo, de dos factores estratégicos.
El primer factor. Los hombres mejores, los rostros que expresan con mayor autenticidad la Iglesia en perenne reforma, se pueden encontrar también en los rincones eclesiales y eclesiásticos donde en el pasado nadie ha buscado ni ha querido buscar con valentía; por distracción, inercia o desprecio. Los elegidos son personas que deben garantizar a la Iglesia de Cristo un total, constante y sólido anclaje en ese santo Pueblo fiel de Dios “sin el cual esta Iglesia no tendría sistema inmunológico” contra las múltiples enfermedades que la acosan y que a veces terminan devastándola.
El segundo factor. El pontificado de Francisco se sostiene, se estructura y se apoya en la directa, inmediata y continua comunicación del Papa con todo el Pueblo de Dios, con la opinión pública intraeclesial, con los que, de un extremo al otro del planeta, reconocen a Francisco, Sucesor de Pedro, como guía suprema de la Iglesia, y que no forman parte de los bandos, de los juegos y jugarretas del poder, del sube y baja de los ascensos, de las pequeñas fábricas donde no pocos construyen su tajada de poder y su propia corte de obsecuentes. En síntesis: el nombre de los seleccionados, sus biografías, sus “fojas de servicio” pastoral, también son “magisterio” del Papa Francisco.
Estos 14 nuevos cardenales no son una decisión obvia, de rutina o de “normal administración de la Iglesia”. No.
En sus decisiones, el Papa ha codificado mensajes de gran trascendencia y corresponde a las diversas comunidades eclesiales dispersas en el mundo el trabajo de lectura y decodificación de los mismos.