De Siria a México ida y vuelta. Así está previsto en el proyecto denominado Habesha, para grupos de jóvenes sirios que se vieron obligados a interrumpir sus estudios universitarios debido a la guerra. En el país latinoamericano pueden terminarlos y volver a su patria para colaborar en la reconstrucción.
El fundador y coordinador del proyecto es Adrián Pérez Meléndez, abogado de la Universidad Panamericana del Estado de Aguascalientes, quien trabajó varios años en un campo de refugiados en Irak. Pérez Meléndez tiene la mirada puesta en el futuro de Siria y por eso ha pensado en una forma de solidaridad que apunte al mañana de la nación árabe destruida por la guerra. Para el proyecto no es importante la religión que profesan los estudiantes – comentó al semanario católico de Ciudad de México Desde la Fe. Para ser admitidos en el programa Habesha, la religión no es discriminante: “Pueden ser musulmanes, alauitas, kurdos o truzos, no importa, porque el proyecto surgió de una organización civil, apolítica, laica y sin fines de lucro, con el único fin de que se preparen bien para que cuando haya paz en Siria puedan ser parte de la reconstrucción, siempre con el recuerdo grabado en su memoria de que fueron personas de otra cultura y otra religión quienes hicieron que todo esto fuera posible”.
Pérez Meléndez explicó al semanario que cuando el aspirante es aceptado, Habesha se encarga de todo el proceso, incluidos los gastos que implica trasladarlos de un lugar a otro. “Ellos tienen que ir a la embajada mexicana más cercana para tramitar la visa; en caso de que no haya en su lugar de origen, como es el caso de Irak, tendrán que viajar hasta Irán; concluidos los trámites podrán viajar a México vía Moscú y La Habana, pues el pasaporte sirio les impide transitar por territorio europeo y estadounidense”.
En México, agregó Pérez Meléndez, son recibidos por el personal de la asociación; durante una semana se quedan en la capital del país para continuar con sus trámites consulares y posteriormente se trasladan a la ciudad de Aguascalientes, donde tendrán un alojamiento. Antes de comenzar sus estudios en la universidad, reciben clases de español, integración, regularización académica y orientación vocacional, a fin de conocer lo que realmente quieren estudiar para ubicarlos en la mejor carrera; al mismo tiempo, traducen y revalidan sus documentos. Cuando se incorporan a la universidad llevan una vida independiente como cualquier alumno regular; “no obstante, siempre estamos en contacto con ellos, vemos cómo va su español; y a través de un depósito les hacemos llegar una cantidad mensual para sus gastos de manutención”.