Desde quienes se oponen al gobierno, en esta coyuntura pre electoral, resaltan dos posiciones: los que se inclinan a votar y los que han decidido no ir a votar.
He leído, reflexionado y ponderado los argumentos de ambas posiciones. Desde el punto de vista analítico ambos tienen razones de peso para justificar su decisión. Quisiera describir algunas observaciones más de carácter cultural.
Percibo en las zonas populares, en las que me muevo, una tendencia al voto, y, en las zonas de clase media una línea fuerte a desconocer el evento electoral y no votar. Aunque ambas tendencias están presentes en todos los estratos sociales, hablo aquí de tendencia dominante.
Muchos de los que se «abstienen», suelen aclarar que «Desconocer no es igual a abstenerse. La abstención ocurre cuando alguien decide no votar porque no le satisfacen las opciones a elegir, pero reconoce el evento electoral. El desconocimiento va más allá». Quiero traer los argumentos más repetidos de los que han decidido no reconocer el evento electoral: «no hay condiciones»; «no hay competitividad».
Todos estamos de acuerdo con este análisis. Sin embargo, ¿por qué no todos comparten su conclusión? Por ejemplo – supongamos – ¿por qué María Pérez, a diferencia de María Perdomo y María Peralta, saca diferente conclusión, siendo que las tres comparten el mismo análisis?
La diferencia está en que María Pérez se ha abierto espacio en la vida sin esperar que haya condiciones objetivas favorables. Ella ha tenido que crear las condiciones, hacer el piso para caminar, le ha tocado hacerse en medio de la adversidad, por eso, nunca esperará que haya condiciones objetivas para actuar; por eso, cuando escucha hablar de que no se puede ir a votar porque no hay condiciones justas, se pregunta ¿y cuándo las he tenido? Su vida ha sido siempre un remar contra corriente. María Perdomo y Peralta, tienen una mayor valoración de las condiciones, porque en su vida las mismas tienen mayor peso, no han tenido que remar tanto a contra corriente como María Pérez.
Un gran amigo me decía «si mi madre hubiese esperado tener las condiciones favorables para darme a luz, tal vez yo no hubiese nacido, me parió por amor y por acto de fe y esto le ayudó a crear las condiciones para criarme».
No es una falacia. Lo que quiero aquí es graficar que hay dos modos culturales distintos de asumir un mismo hecho político.