El proceso de paz, o mejor dicho la aplicación del dispositivo que los acuerdos entre el gobierno y las FARC establecen con calculada precisión, no atraviesa un buen momento. Las razones hay que buscarlas en la misma sociedad colombiana, dividida por resentimientos profundos tras casi medio siglo de violencia, que el 27 de mayo próximo elige al sucesor del presidente Juan Manuel Santos. Pero también en el boicot activo que la administración estadounidense del presidente Trump está haciendo contra los delicados acuerdos logrados en La Habana al cabo de cuatro años de negociaciones.
La denuncia fue hecha por un influyente prelado, el arzobispo de Cali Darío de Jesús Monsalve, desde la sede donde los miembros de la presidencia del Episcopado de Colombia y numerosos obispos se reunieron con más de 100 sacerdotes, religiosos y religiosas para reflexionar y discutir sobre la situación del Acuerdo con las ex FARC.
El arzobispo de Cali, ex auxiliar de Medellín, se refirió a los que trabajan en contra de esta paz y a las presiones internacionales contrarias al proceso que, obviamente, contribuyen a la polarización interna y dificultan el camino hacia la pacificación en la verdad, justicia y reconciliación. Todo ello incrementa las dificultades de un proceso de por sí muy delicado y frágil, pero que tiene una sola alternativa: volver a la guerra.
En una firme denuncia Mons. Monsalve sostuvo que existe un boicot internacional contra la paz en Colombia, manifestando textualmente: “Las presiones del gobierno del señor Trump se han sentido de una manera muy fuerte y comienzan a volverse realidad con el boicot que se le está haciendo a la implementación de los acuerdos con las FARC”.