Alias Guacho, a quien se considera responsable del asesinato de tres periodistas en la frontera con Ecuador, lidera una de las dieciocho facciones guerrilleras que no depusieron las armas cuando lo hicieron las otras. La mayoría de los ex combatientes de las FARC, la guerrilla colombiana ya convertida en partido político gracias al acuerdo de paz con el gobierno de Juan Manuel Santos, optaron por la legalidad. La mayoría, decíamos, pero no todos. Cuántos son los primeros y cuántos los segundos fue objeto de un estudio de la Fundación Ideas para la Paz, un think tank creado con el apoyo de empresarios colombianos para monitorear el proceso de paz en su país. La Fundación Ideas para la paz – FIP – acaba de publicar una radiografía sobre “las trayectorias dinámicas territoriales de las disidencias de las FARC”. El exhaustivo estudio lleva a la alarmante conclusión de que estas estructuras armadas residuales tienen capacidad para “desestabilizar las condiciones de seguridad en ámbitos rurales y urbanos, dinamizar economías criminales e influir negativamente en la implementación de los acuerdos” tan duramente logrados, así como sabotear los esfuerzos para la construcción de la paz “o los anhelos de quienes sí dejaron las armas”.
El Gobierno colombiano, por su parte, vincula las disidencias principalmente a la connivencia con el narcotráfico y los intereses relacionados con la minería ilegal. La Fundación Ideas para la paz advierte en cambio que, como ocurre en otros países que tienen o han tenido conflictos armados, los motivos del disenso no siempre son exclusivamente económicos, y pueden primar razones de tipo político o ideológico. La Fundación considera que los cambios en la cúpula o en la línea de mando, los temores e incertidumbres sobre los avances en la implementación de los acuerdos de paz, las medidas de reincorporación y las garantías de seguridad acordadas a los ex combatientes también han influido en el surgimiento de disidencias dentro del movimiento guerrillero.
Los cálculos sobre las dimensiones de este archipiélago que sigue en armas difieren según sean del Gobierno o del FIP, pero no demasiado. Mientras el ministro de Defensa, Luis Carlos Villegas, considera que hay unos 1.100 hombres todavía en armas, menos del 15% de lo que eran las FARC, la Fundación Ideas para la Paz ofrece una cifra comprendida entre los 1.200 y 1.400 hombres.
El fenómeno del disenso armado comenzó cuando una parte del Frente 1, una de las estructuras más representativas de las FARC cuyos orígenes se remontan a 1965, publicó a mediados de 2016 un comunicado anunciando que se retiraba del proceso de paz porque era una “traición”. El Frente 1 opera en tres departamentos importantes del sudeste del país: Vuapés, Guaviare y Meta. La dirigencia de las FARC, que en aquel momento estaba ajustando los últimos detalles de cuatro años de negociaciones en La Habana, respondió expulsando a cinco mandos que habían desafiado la tradicional verticalidad de la organización, entre ellos Gentil Duarte, al que habían enviado para restaurar el orden en los grupos rebeldes. A partir de ese momento se formaron también en otras regiones facciones disidentes con el Secretariado Central de las FARC que comienzaron a ocupar el espacio abandonado por los rebeldes en proceso de desarme. Entre ellas, una en el departamento de Nariño liderada por Guacho, responsable de los tres asesinatos en la frontera con Ecuador.
Por otra parte, hay que tener en cuenta que el 5% de los ataques perpetrados por los rebeldes ocurren en territorio ecuatoriano. “De un solo grupo (Frente 1), hemos pasado a entre 16 y 18 estructuras, las cuales agruparían aproximadamente 1.200 integrantes con algún tipo de presencia en diferentes zonas de 13 departamentos”, de los 32 que componen Colombia, advierte el informe de la Fundación.
Según la información recopilada por la Fundación Ideas para la Paz, en los últimos 21 meses se han atribuido a las disidencias 147 acciones. Y la tendencia va en aumento. En lo que va de 2018 ya se registraron al menos 46 acciones, 38 más que las ocurridas en el mismo período de 2017.