El jueves pasado el sacerdote cubano Silvano Pedroso Montalvo, por decisión del Papa Francisco, se convirtió en el primer obispo afroamericano de Cuba. El padre Pedroso, de 64 años, fue nombrado obispo de la diócesis de Guantánamo-Baracoa, en el extremo oriental de la isla del Caribe. Desde 2013 era el párroco de la comunidad de Nuestra Señora del Pilar, en La Habana. El nuevo obispo nació en la provincia de Matanzas el 25 de abril de 1953 y toda su formación sacerdotal se llevó a cabo en Cuba, en el Seminario Mayor Teológico San Carlos y San Ambrosio.
El padre Pedroso también es licenciado en Geografía por la Universidad de La Habana. Desde su ordenación el 12 de junio de 1995 desarrolló su trabajo pastoral en diversas parroquias, entre ellas Santos Apóstoles Felipe y Santiago (Bejucal) y San Pedro (Quiviacán). Fue también responsable diocesano de la pastoral vocacional y dirigió la Casa sacerdotal San Juan María Vianney.
Resulta singular que los católicos hayan tenido que esperar 525 años para tener un obispo negro, afroamericano. Y sería suficiente esta sola referencia para comprender que el nombramiento del Papa ha tenido una considerable relevancia y no dejará de tener consecuencias positivas en toda la comunidad católica de la Isla, que es la confesión religiosa mayoritaria.
El catolicismo está presente en Cuba desde hace más de medio milenio. Los primeros misioneros llegaron con el mismo Cristóbal Colón, ya en su primer viaje, el 27 de octubre de 1492. Colón y los suyos desembarcaron en la costa oriental, donde se encuentra la diócesis del nuevo obispo, en un islote llamado Gibara. Las crónicas dicen que el gran navegante exclamó: “Es la tierra más hermosa que ojos humanos han visto”. Al día siguiente, el 28 de octubre, Colón pisó por primera vez la isla cubana propiamente dicha, a la que llamó “Juana” en honor a la hija primogénita de los Reyes Católicos españoles. Colón permaneció en la isla realizando numerosas y sucesivas exploraciones hasta el 5 de diciembre de 1492, cuando inició su regreso a España.
Es casi seguro que Colón llegó a Baracoa el sábado 1º de diciembre de 1492 y junto con él algunos misioneros. Después del segundo viaje del navegante-descubridor se construyó el primer templo católico en Cuba, la Asunción de Baracoa. En la Isla, la primera evangelización comenzó en 1511 con la llegada de cuatro frailes miembros de la expedición de Diego Velázquez, quien fundó la ciudad de Nuestra Señora de la Asunción de Baracoa. La primera misa en tierra cubana se celebró el 13 de junio de 1494, en el segundo viaje del Almirante.