Las notas de los Cuartetos Vieneses de Mozart se elevan en el aire templado del centro histórico de La Habana Vieja y toman por sorpresa a turistas y locales que por primera vez se detienen a escuchar en vivo, en un lugar insólito, los 24 cuartetos de arco del genio austríaco. Los “conciertos informales” de La Habana forman parte de la “Ruta Mozart” que comenzó a transitar desde temprano, de estación en estación, la parte antigua de la capital cubana, hasta terminar al anochecer en una presentación conjunta de los cinco cuartetos de cuerda – cuatro cubanos y uno estadounidense – que dieron vida al insólito evento musical.
El recorrido comenzó en la emblemática Plaza de la Catedral cerca de las 9.00 hora local, y luego se trasladó a la popular Plaza Vieja, en la que los músicos clásicos compartieron espacio con rumberos, bailarines urbanos que grababan un vídeo y el son tradicional que habitualmente se escucha en los bares el lugar. Desde allí se trasladaron a la Plaza San Francisco de Asís y por último la Calle de Madera de la Plaza de Armas y la sede teatral “Las Carolinas” serán las restantes paradas del recorrido, que concluirá ya de noche en el Oratorio San Felipe Neri, sede del Lyceum Mozartiano de La Habana, encargado desde 2009 de promover la obra del compositor y pianista austríaco en la Isla de la revolución. “Es algo inusual. Creo que por primera vez en el mundo se está haciendo la integral de los cuartetos de Mozart, todos en un día, todo hecho por jóvenes”, comentó a la agencia española Efe el director del Lyceum, Ulises Hernández. Para Hernández, esta iniciativa significa “un antes y un después en la interpretación de Mozart en Cuba” por el “esfuerzo profesional” que significa para los músicos tocar los 24 cuartetos, cada uno de aproximadamente 20 minutos de duración.
La idea de una “Ruta Mozart” que uniera la música del genio de Salzburgo y la belleza de La Habana se le ocurrió hace un año al violinista estadounidense Michael Dabroski, organizador del Vermont Mozart Festival, proyecto que ofrece becas a jóvenes para estudiar música y además diseñar un plan de negocios. Tras una visita a Cuba, Dabroski invitó a cuatro cubanos a participar en el programa y el recorrido mozartiano se convirtió entonces en el proyecto en que trabajaron los músicos durante su estancia en EE.UU. “Este evento no solo se trata de la música sino también de construir relaciones. Queremos que sea un festival anual y que los cubanos sientan orgullo y se lo apropien, pero también para que a nivel internacional, la gente venga y disfrute de la música, junto a la comida, la cultura y el clima”, explicó el violinista.
La intención principal de Dabroski es promover el conocimiento de la música clásica y para ello se vale de diferentes fórmulas, de ahí que estos no sean conciertos “rígidos”, donde “no hay que estar callado y sentarse, donde se puede tener una conversación y puedes levantarte a fumarte un habano”, insistió el violinista. “La intención es despertar un interés en averiguar por qué Mozart es bueno. Que la gente diga: Vamos a Cuba porque queremos ver a Mozart. Entonces aprenderíamos y nos gustarían Mozart y Cuba”.