Cuando faltan pocos días para la llegada de Mons. Charles Scicluna, enviado del Papa Francisco a Chile “a propósito de algunas informaciones recientes con respecto al caso de S.E. Mons. Juan de la Cruz Barros Madrid, Obispo de Osorno” (comunicado vaticano), la prensa local informa que se han registrado algunas intervenciones de parte del Nuncio apostólico, Mons. Ivo Scapolo, diplomático vaticano residente en el país desde julio de 2011. Las iniciativas del Nuncio han sido interpretadas por muchos como actos insidiosos que pueden crear graves obstáculos para la misión del arzobispo maltés de La Valletta. Concretamente, los principales medios chilenos informaron en las últimas horas que el Nuncio Mons. Scapolo habría solicitado a las tres personas que acusan a Mons. Barros de haber ocultado los abusos del padre F. Karadima, y al movimiento de laicos de la diócesis de Osorno que se opone a la presencia del prelado nombrado por Francisco en enero de 2015, una declaración, por escrito y de manera sintética, anticipándole a él lo que dirán después al enviado del Pontífice.
Las reacciones frente a este requerimiento, bastante insólito y completamente fuera de lugar, no se hicieron esperar y fueron inmediatas y durísimas. El punto central de las respuestas ante el pedido del diplomático vaticano es, una vez más, el mismo Nuncio, quien nunca quiso recibir a los denunciantes de Mons. Barros, los laicos de Osorno, y ni siquiera contestó la carta que le enviaron numerosas personas involucradas de diversas maneras en el problema. Juan Carlos Claret, vocero de la Asociación laical de Osorno, declaró que no tiene completa confianza en la investigación vaticana pero desea colaborar plenamente con la esperanza de que Mons. Scicluna pueda llegar a la verdad sin interferencias. De todos modos, agregó Claret, si fuera necesario, a la Nunciatura solo le daremos detalles protocolares. Las cosas serias, de fondo, referidas al tema, solo serán comunicadas al enviado del Papa. Por lo tanto, termina diciendo Claret, el pedido del Nuncio Scapolo ha sido restituido al remitente.
Muy semejantes fueron las palabras de las víctimas, en particular de Juan Carlos Cruz, quien se reunirá con Mons. Scicluna el 17 de este mes en Nueva York. Cruz dijo que el pedido del Nuncio, una síntesis de lo que dirán al enviado papal, es inadmisible y se debería considerar como una alarma. “Hay que mantener la investigación independiente lejos de las garras de la Iglesia chilena”, declaró textualmente. Por último, Cruz dijo que se había puesto en comunicación directamente con Mons. Scicluna, quien ya le habría dicho que le enviara solamente a él cualquier documentación, vale decir, no al Nuncio Scapolo. El actual Nuncio es persona no grata desde hace años en muchos ambientes chilenos, entre ellos la opinión pública, las autoridades del gobierno, la clase política y numerosos obispos, algunos de los cuales en varias oportunidades solicitaron que el diplomático fuera reemplazado. Los análisis de estas semanas, además, consideran que Scapolo es uno de los directos responsables de las graves dificultades que el Papa Francisco debió afrontar durante su reciente viaje a Chile.
Entre tanto, en ambientes políticos y diplomáticos chilenos se comenta con perplejidad una insistencia del Nuncio – que debería ser cambiado próximamente – que parece insensata y riesgosa. Se trata de la firma de una especie de Acuerdo entre la Sede Apostólica y el Gobierno de Chile que debería abarcar diversas materias, algunas éticamente sensibles. Al Nuncio se le ha repetido también en estos días que es una propuesta inaceptable y que tampoco contaría con suficientes votos en el Congreso para ser aprobada.
Mons. Ivo Scapolo, diplomático vaticano del clero de la diócesis italiana de Padua, formado en la escuela de la “vieja guardia”, fue nombrado Nuncio en Chile por Benedicto XVI el 15 de julio de 2011. En el momento de recibir su nuevo destino era Nuncio en Rwanda. El 12 de mayo de 2002, el cardenal Angelo Sodano, actual Decano del Colegio Cardenalicio, consagró obispo a Ivo Scapolo en la catedral de Padua. Mons. Scapolo fue ordenado sacerdote el 4 de junio de 1978 y después de obtener el título de doctor en Derecho Canónico ingresó al servicio diplomático vaticano en mayo de 1984. Prestó servicios en la Secretaría de Estado y trabajó en las representaciones de Angola, Portugal y Estados Unidos. El 26 de marzo de 2002 fue nombrado Nuncio en Bolivia y posteriormente, en enero de 2008, en Rwanda. Por decisión de Benedicto XVI, el 15 de julio de 2011 reemplazó en Chile al Nuncio Giuseppe Pinto.