El 84 por ciento de la población brasileña vive en las ciudades. Este simple dato es suficiente para justificar la urgente necesidad que tiene la Iglesia de planificar una pastoral centrada en los problemas de las áreas urbanas. Como las Comunidades Eclesiales de Base (CEBs) de Brasil participan de esta realidad, esperan poder contribuir también con experiencias innovadoras. Con el tema “CEBs y desafíos en el mundo urbano”, el 14º encuentro se llevará a cabo en Londrinha, en el estado de Paraná, del 23 al 28 de enero. Del evento participarán cerca de tres mil inscriptos entre obispos, religiosos, asesores y operadores de las comunidades de todo Brasil y de América Latina.
Los temas se han organizado en tres ejes: casa, trabajo y jóvenes. En 13 plenarios parciales está previsto desarrollar ampliamente, entre otras, problemáticas como drogas, violencia y seguridad, movilidad y desocupación. “Nuestro punto de partida es el hecho de que todos los desafíos urbanos están relacionados entre sí y que la desigualdad social, y no exclusivamente la pobreza, es el origen de estos problemas que aquejan a las ciudades” explica Leoni García Alves, organizador del encuentro de CEBs, quien subraya: “El universo urbano continuamente está cambiando, tanto por la intervención de los gobiernos como por la acción sociopolítica de los ciudadanos, que son los agentes más importantes de estas transformaciones y que han logrado conquistas reales para el bienestar de todos”. Por eso, Leoni considera que dedicar un espacio en el evento para conocer experiencias ya vividas y que han dado resultados positivos es el mejor camino para realizar cambios más estructurales.
El primer punto del 14º Intereclesial de las CEBs afronta el problema de la vivienda y de cómo acoger a las personas sin techo – que han aumentado notablemente en las grandes ciudades en 2017 debido a la crisis económica en Brasil. “Es una población heterogénea, pero que comparte la condición de absoluta pobreza, vínculos familiares rotos o frágiles y la falta de una vivienda convencional normal”, comenta Leoni. “Un país continental como Brasil no puede tener una solución única para el problema de las viviendas populares sino que debe incluir varias alternativas, como mejorar las condiciones de la favelas y sus unidades habitacionales, recuperar edificios abandonados y arruinados, utilizar inmuebles no ocupados localizados en áreas que ya cuentan con infraestructuras y servicios, subvencionar alquileres sociales, etc.”, concluye. Por lo tanto, la idea es discutir no solo distintas formas de presionar a los gobiernos para que implemente políticas públicas más eficaces, sino también reforzar los puentes con los distintos movimientos sociales para solucionar estos problemas. “Porque por otro lado, las CEBs por sí solas no van a llegar a ninguna parte. Tenemos que unirnos con otros grupos sociales de cualquier tipo que apunten a los mismos cambios sociales, y apostar al ecumenismo, al diálogo interreligioso y con los que no profesan ningún credo, para hacer que el mundo urbano sea un lugar donde se pueda vivir bien y convivir”, afirma.
El segundo tema del encuentro en Londrinha se refiere a la manera como las CEBs han afrontado el problema de la precariedad del trabajo, sobre todo con la nueva reforma laboral y por la informalidad que tiene el trabajo en vastos campos del mundo urbano. “Los cambios apuntan a la exclusión social y la violación de los derechos de los trabajadores”, critica Leoni. “Tenemos que minimizar los daños que ha provocado la reforma, tal como sostienen las CEBs”. Además, las CEBs podrán contar cómo se acogió a los desocupados, condición que actualmente afecta al 12% de los brasileños. “Los pobres son cada vez más excluidos y no podemos dejarlos solos en este momento” dice Leoni.
El tercer punto será la experiencia con los jóvenes. Considerando el significativo peso demográfico que ellos tienen y el nuevo lenguaje que manejan referido a las tecnologías y las redes sociales, la organización del evento ha invitado a algunos jóvenes dirigentes de las CEBs para que cuenten su experiencia y de qué manera las CEBs podrían explorar mejor estos instrumentos. “Hoy los jóvenes encuentran en las redes sociales canales personales de autoexpresión y de intercambio de imágenes e información que permiten una experiencia social horizontal”, explica. “Debemos escucharlos más y aprender junto con ellos cómo utilizar las redes sociales para organizar encuentros y evangelizar”.
Dom Orlando Brandes, arzobispo de Aparecida y obispo de referencia de las CEBs, afirma que “debemos ser una Iglesia orientada hacia afuera y que trate de respetar el derecho a la tierra, al techo y al trabajo, como invita el Papa Francisco”. El obispo considera que las CEBs, gracias a su flexibilidad y capacidad para estar cerca de las personas, deben animar a la Iglesia para que salga al encuentro de los necesitados en su ambiente, sin esperar que ellos vengan a buscarla. “Evangelizar las ciudades es un desafío, porque precisamente se caracterizan por la indiferencia” afirma Brandes. “Nuestra misión consiste en globalizar la civilización del amor a través del encuentro y las obras de misericordia. Esto requiere un discernimiento permanente y un cambio de mentalidad, de estilo de vida y de estructuras que ya están obsoletas”, concluye.