El ciclo electoral 2018 arrasará América Latina como un tsunami, y promete grandes cambios políticos. Vota Brasil con sus 208 millones de habitantes y México, en el otro extremo del continente, con 127,5 millones, pasando por Colombia (48,65 millones) y Venezuela (32 millones). Son los países más grandes de la región, a los que se suman, este mismo año, Paraguay (6,7 millones) y Costa Rica (4,8 millones). Casi el 80 por ciento de la población latinoamericana elegirá presidente. Considerando que Raúl Castro, de 86 años, también anunció que se retira de la presidencia en el próximo mes de abril, previa prórroga de un par de meses, resulta evidente que hay por delante un verdadero plebiscito continental. El triunfo a mediados de diciembre de 2017 del conservador Sebastián Piñera en Chile confirmó el giro a la derecha en la región, después de Mauricio Macri en Argentina, Michel Temer en Brasil y Pedro Pablo Kuczynski en Perú. Pero no está dicho que se mantenga la tendencia. En México y Brasil, y también en Colombia, las cosas podrían ser distintas.
El ciclo electoral comienza el 4 de febrero en Costa Rica, de larga tradición democrática – nunca tuvo interrupciones en su democracia ni gobiernos militares desde 1948 hasta la actualidad – que votará para elegir presidente y parlamentarios, con una eventual segunda vuelta el 1º de abril. El desafío será entre el socialdemócrata Antonio Álvarez Desanti – del tradicional Partido liberación nacional (PLN) – y el conservador Juan Diego Castro. Cabe observar que Luis Guillermo Solís – el jefe de estado saliente, que pertenece a un partido marcadamente progresista – no consiguió imponer a su candidato, Carlos Alvarado Quesada.
En Paraguay, la elección presidencial será el 22 de abril. Como la propuesta de permitir la reelección del presidente quedó descartada tras una áspera batalla a principios de 2017, en la que coincidieron de un mismo lado el presidente saliente Horacio Cartés y el ex presidente (y ex obispo) Fernando Lugo, todo parece señalar que el voto estará marcado por el enfrentamiento de un representante del tradicional (y conservador) Partido Colorado, y Efraín Alegre, candidato de la alianza entre liberales e izquierda.
Colombia, que cerró 2017 con los acuerdos de paz y el desarme de la principal guerrilla (queda el ELN, con el cual se están realizando negociaciones en Ecuador), votará tres veces: el 11 de marzo para el Congreso, y el 27 de mayo y 17 de junio (eventual segunda vuelta) para elegir presidente. Se enfrentarán el conservador Germán Vargas Lleras – ex vice del presidente Juan Manuel Santos – y el actual favorito en las encuestas, Sergio Fajardo. Este último – ex alcalde de Medellín – está apoyado por un movimiento cívico que se caracteriza por tener rasgos populistas, ecologistas y progresistas.
Para las elecciones presidenciales del 1 de julio en México, el candidato que el humor y los sondeos señalan como favorito es el progresista Andrés Manuel López Obrador, del Movimiento Regeneración Nacional (MORENA). El ex alcalde de Ciudad de México y ex candidato a la presidencia en 2006 y 2012 debería imponerse a Ricardo Anaya Cortés – representante del conservador Partido Acción Nacional (PAN) – independientemente de las alianzas de su agrupación política. “Si gana López Obrador, tal vez ayudado por una reacción nacionalista contra las diatribas del presidente estadounidense Donald Trump contra México”, advierte el analista político Andrés Oppenheimer, “Estados Unidos podrían tener, por primera vez en la historia reciente, un vecino políticamente distante, si no hostil”.
Las presidenciales en Brasil del 7 de octubre deberían premiar – quizás en la segunda vuelta, el 28 del mismo mes – al ex jefe de estado Luiz Inácio Lula da Silva. Las encuestas lo dan como favorito, pero la incógnita judicial es grande y la reserva sobre su efectiva candidatura todavía no se ha definido.
Ese mismo mes de octubre serán las elecciones en Venezuela. Maduro prepara todas sus baterías, lo mismo que la oposición. Es inútil hacer previsiones. Cualquiera de los miembros de la Mesa de Unidad Democrática (MUD) – tal vez Henry Ramos Allup que no tiene impedimentos jurídicos – debería teóricamente superar en la primera vuelta al presidente saliente. Pero las encuestas han demostrado que no son confiables, lo mismo que las afirmaciones democráticas del gobierno que detenta el poder.
Ecuador y Bolivia – así como Uruguay, Perú y Argentina – no eligen presidente en 2018, pero no dejan de tener citas electorales o preelectorales: Ecuador decide, por consulta popular, si prohíbe la reelección indefinida del presidente (abriendo el camino a un futuro retorno de Rafael Correa); en Perú se celebrarán elecciones regionales y municipales en octubre, mientras irá subiendo la temperatura en el horizonte electoral de Argentina y Uruguay para las presidenciales de 2019.