Las personalidades vaticanas que hoy recibieron al presidente boliviano – el Papa Francisco, el cardenal Pietro Parolin, Secretario de Estado, y monseñor Paul Richard Gallagher, Secretario para las Relaciones con los Estados – en ningún momento hicieron referencia a la controversia que desde hace muchas décadas mantienen Chile y Bolivia debido al requerimiento de La Paz: una salida al Océano Pacífico. Esa cuestión no era y no ha sido tema de conversaciones bilaterales.
Se había hecho mucha propaganda sobre el hecho de que hoy Evo Morales, Presidente de Bolivia, sería recibido por el Papa “para discutir e intercambiar opiniones sobre la demanda boliviana de una salida al mar, demanda que el hermano Francisco apoya”. En el día de ayer Mons. Paul Richard Gallagher habló sobre esta ofensiva mediática con el subsecretario de Relaciones Exteriores de Chile, Edgardo Riveros Marín.
La prolongada, compleja y delicada controversia se encuentra actualmente en manos del Tribunal de la Haya y en principio la sentencia se daría a conocer en 2018. La posición de la Santa Sede es conocida: el Vaticano no se pronuncia sobre el tema y al igual que toda la diplomacia internacional espera el veredicto del Tribunal deseado y solicitado por ambas partes: Chile y Bolivia.
Desde que Evo Morales anunció hace un mes su quinta visita al Papa, él y sus colaboradores se propusieron transmitir un mensaje muy concreto: el presidente vuelve a hablar con el Santo Padre sobre la cuestión de la controversia con Chile. Y se hace con un objetivo muy concreto y poco disimulado: perturbar la visita del Papa Francisco a Chile entre el 15 y el 18 de enero de 2018. Es sabido que Chile no acepta pronunciamientos de terceros en esta controversia hasta que no se produzca la sentencia del Tribunal Internacional y la Santa Sede siempre ha respetado esta petición sensata y legítima, y en varias oportunidades, de manera discreta y amable ha dado a entender que todas las partes harían bien en seguir la misma conducta. En Chile, por otra parte, las autoridades, la opinión pública y los partidos están prestando suma atención al tema y la “sensibilidad” por la cuestión boliviana se encuentra a flor de piel.
Obviamente el Papa Francisco, durante su visita a Chile no tocará el tema en ningún momento ni desmentirá en forma alguna lo que ya se ha dejado en claro: los pueblos tienen el deber de dialogar cuando hay que superar diferencias que separan y dividen. Todo lo demás, como ocurre desde hace tiempo, es de atribuir a la falta de escrúpulos del presidente Evo Morales que en reiteradas oportunidades no ha respetado la verdad al citar presuntas palabras del Papa.
El comunicado del vaticano del día de hoy es clarísimo, a tal punto que Evo Morales, que por lo general ha sido muy locuaz tras los anteriores encuentros con el Papa, hoy no quiso hablar con los periodistas. No tenía nada para decir, y si tiraba demasiado de la cuerda, esta vez corría el riesgo de recibir una seria, severa y formal desmentida. En los encuentros de Morales con la Sede Apostólica no se habló sobre la cuestión chilena. Hoy Evo Morales hizo referencia dos veces al diferendo con Santiago sin recibir ningún comentario o reacción de parte del Vaticano.
Texto del comunicado de la Santa Sede. En la mañana del viernes 15 de diciembre de 2017, el Santo Padre Francisco recibió en audiencia, en el Palacio Apostólico Vaticano, al Presidente del Estado Plurinacional de Bolivia, el Sr. Juan Evo Morales Ayma, quien sucesivamente se encontró con el Cardenal Pietro Parolin, Secretario de Estado, acompañado por Mons. Paul Richard Gallagher, Secretario para las Relaciones con los Estados.
Durante las conversaciones, que se desarrollaron en un clima de cordialidad, se expresó el aprecio por la contribución que la Iglesia ha dado y sigue asegurando a favor del progreso humano, social y cultural de la población del país, y se aludió a la actualización del marco de los acuerdos entre la Santa Sede y Bolivia. Además, se mencionaron algunos temas actuales de interés común.