Este lunes 23 de octubre, Nicaragua se sumó al Acuerdo de París sobre Cambio Climático, dejando a Estados Unidos y Siria como los dos únicos países que permanecen fuera de este pacto mundial. Esto implica un cambio en la política del país centroamericano, ya que en 2015 había rechazado el acuerdo internacional por considerar insuficientes y poco estrictos los estándares exigidos a las naciones más ricas y economías más grandes para reducir las emisiones. En el mes de diciembre, cuando se firmó el acuerdo, el jefe de la delegación de Nicaragua reclamó a las naciones ricas un mayor compromiso en la defensa del planeta y al mismo tiempo lamentó la exigua cantidad de recursos que estas ofrecen a los países en desarrollo para adaptar sus economías y legislaciones al impacto del cambio climático. Nicaragua denunció en esa oportunidad que las 10 economías más fuertes del planeta eran responsables del 72% de las emisiones de CO2 y al mismo tiempo tienen el 76% de los ingresos brutos del mundo.
La decisión del gobierno de Nicaragua fue anunciada en un comunicado del gobierno del presidente Daniel Ortega que justificó el cambio de posición señalando que dicho acuerdo global constituye en este momento “el único instrumento internacional que ofrece las condiciones para enfrentar el calentamiento global y sus efectos”.
El acuerdo de París es considerado como el logro más importante de la historia en materia ambiental a nivel global, con objetivos fijados a largo plazo en beneficio del planeta y las futuras generaciones. Tras anunciar la decisión de su país, la prensa nicaragüense hace notar el aislamiento de Estados Unidos, “una de las potencias más contaminantes del planeta”, que en el mes de junio de este año anunció que se retiraba del acuerdo de París, tal como había prometido Donald Trump en su campaña electoral.