Faltan dos años para la Asamblea Especial del Sínodo de Obispos de la Región Panamazónica (programada para octubre de 2019) y ya algunos expertos en cuestiones vaticanas, y otros no tan expertos, comenzaron su propio sínodo mediático donde ideas, palabras y citas se acumulan sin ninguna relación real con lo que será el centro de esta particular asamblea sinodal.
Todos ellos, expertos o no, prestigiosos o poco preparados, ya decidieron cuál será el tema central de este sínodo, y lo hicieron ignorando la única fuente segura que deberían tomar en cuenta: las palabras del Papa el domingo pasado, antes del Angelus.
Francisco anunció de esta manera el próximo sínodo: «Acogiendo el deseo de algunas Conferencias Episcopales de América Latina, así como la voz de diversos pastores y fieles de otras partes del mundo, he decidido convocar una Asamblea Especial del Sínodo de los Obispos de la región Panamazónica, que tendrá lugar en Roma en el mes de octubre 2019. El objetivo principal de esta convocatoria es identificar nuevos caminos para la evangelización de esa porción del Pueblo de Dios, especialmente de los indígenas, a menudo olvidados y sin la perspectiva de un porvenir sereno, también a causa de la crisis de la selva amazónica, pulmón de importancia capital para nuestro planeta».
Estos autores citan alguna frase del Papa, pero después, casi todos ellos como formando un coro, se lanzan sobre los “viri probati”, expresión con la cual la Iglesia denomina a los hombres casados o viudos – de probada fe – que en determinadas circunstancias pueden ser ordenados sacerdotes para hacer frente a las necesidades de las comunidades que padecen las consecuencias de la falta de clero, como las de la Amazonia. Hace un tiempo el Papa Bergoglio, en una entrevista al semanario alemán Die Zeit, ya había dicho sobre la falta de sacerdotes: «Debemos reflexionar si los viri probati constituyen una posibilidad y debemos determinar qué tareas pueden asumir, por ejemplo, en comunidades aisladas».
Por otra parte, esta cuestión ya fue ampliamente discutida en varias Asambleas sinodales, en particular la de 2005. Alberto Bobbio, en las páginas de Familia Cristiana, recordaba en marzo: «El Relator general era el cardenal Angelo Scola, Patriarca de Venezia en aquel momento y actual arzobispo de Milán, quien se prepara para recibir la visita del Papa el 25 de marzo. Ya en el informe de introducción, Scola planteó el tema, sumamente controvertido, explicando sin embargo que no era una solución para la escasez de clero y poniendo de relieve que más bien era necesario reflexionar sobre los “criterios para una más equitativa distribución del clero en el mundo”. Sin embargo, en el Sínodo se discutió ampliamente sobre el argumento. Así lo confirmó el obispo de Moscú, Mons. Kondrusiewicz: “Es verdad, algunos padres propusieron la ordenación de hombres ancianos casados. Pero la propuesta fue rechazada”.
Por esa razón resulta curioso descubrir que, según los diversos expertos y no expertos, el Sínodo Panamazónico parece haber sido pensado y convocado precisamente para decidir sobre los viri probati. A estos analistas parece interesarles poco el verdadero objetivo sinodal, tal vez porque no es un tema suficientemente fascinante para titulares de consumo, “identificar nuevos caminos para la evangelización de esa porción del Pueblo de Dios especialmente de los indígenas, a menudo olvidados y sin la perspectiva de un porvenir sereno, también a causa de la crisis de la selva amazónica, pulmón de importancia capital para nuestro planeta”.
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