Siguiendo el ejemplo del Papa Francisco, el 30 de marzo y 1 de abril, obispos estadounidenses y mexicanos se encontrarán en la frontera (Nogales, Arizona) para caminar juntos a lo largo de la línea divisoria (“protegida” por un muro oprobioso) entre los Estados Unidos de América y México, donde en los últimos años murieron casi 6000 latinoamericanos que intentaban cruzar la barrera. Los obispos concelebrarán la Eucaristía en memoria de miles de personas que encontraron la muerte en vez de lo que buscaban: una vida mejor para sí mismos y para sus familias. En este lugar de dolor, las aguas del Mediterráneo son dunas y piedras áridas, pero la inmensa tragedia es la misma. La iniciativa, expresamente inspirada en la visita del Papa Francisco a la isla de Lampedusa (8 de julio de 2013), fue comunicada ayer por el Comité de la Conferencia de los obispos católicos de Estados Unidos (USCCB) para las Migraciones. El comunicado episcopal estadounidense deja bien claro que “el propósito de este viaje es poner el acento en el sufrimiento humano provocado por un sistema migratorio fracasado, aspecto que generalmente se subestima en el debate nacional sobre la inmigración”.
Monseñor Eusebio Elizondo, obispo auxiliar de Seattle y Presidente del Comité para las Migraciones de la USCCB, destaca que este tema plantea a todos un problema fundamental: “la dimensión humana de la inmigración”, porque “se refiere a seres humanos” y no solo a “temas económicos y sociales”. “Las personas que han muerto o que diariamente son deportadas –agrega Mons. Elizondo- tienen el mismo valor y la misma dignidad innata que Dios ha donado a todas las personas”. “La frontera entre los Estados Unidos y México es nuestra Lampedusa”, afirma el prelado estadounidense, y a continuación recuerda el viaje del Papa Francisco y sus palabras de condena contra la “globalización de la indiferencia” y “la cultura del descarte”. Participarán de la misa, el 1 de abril (9 de la mañana), el arzobispo de Boston, cardenal Sean O’Malley, mons. Gerald Kicanas (Tucson) y numerosos obispos de las diócesis limítrofes. Son muchas las diócesis mexicanas de los 6 Estados que confinan con USA (Baja California, Sonora, Chihuahua, Coahuila, Nuevo León y Tamaulipas) y viven cotidianamente el drama humano de los migrantes.
Entre el 21 y el 29 de marzo visitará Roma, para participar en diversas actividades políticas y culturales, una nutrida delegación del “Movimiento Latino USA de Los Angeles”, comprometido en una campaña mundial para detener la deportaciones que desde hace muchos años llevan extrictamente a cabo las autoridades federales, y que en muchos casos separan hijos de sus padres y esposas de sus maridos. Juan José Gutiérrez, Presidente del Movimiento, recuerda que el jueves 27 de marzo el Santo Padre recibirá en audiencia al Presidente Barak Obama. “Queremos estar presentes en la audiencia general del miércoles 26 de marzo”, explica Gutiérrez, y agrega: “Queremos entregarle un pedido al Papa: que interceda con el presidente para poner fin a estas deportaciones tan dolorosas y terribles”.