Las FARC de Colombia cambian de nombre, se llamarán FARC, pero ya no significa Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia, que en cierta forma eran las siglas y al mismo tiempo un programa, como hasta ahora, sino Fuerza Alternativa Revolucionaria del Común. Así lo decidió el cónclave de la ex guerrilla, que está decidida a cambiar la piel para convertirse en una moderna fuerza política que disputará el poder reclutando el consenso en las urnas. El símbolo que acompaña el cambio de nombre – por así decirlo – es una rosa roja que recuerda la del Partido Socialista Obrero Español (PSOE), con una estrella de cinco puntas en el centro.
La última batalla de las FARC por el nombre y el logo terminó con 628 delegados que apoyaron la nueva denominación y correspondiente símbolo y 264 que hubieran preferido “Nueva Colombia”. En el choque – verbal – entre FARC y FARC, entendiendo la segunda como “Fuerza Alternativa Revolucionaria de la Comunidad”, ganó la nostalgia, con el argumento de que los militantes de la guerrilla no abandonarían de buen grado la sigla tras la cual se encolumnaron durante décadas con las armas en la mano y por la cual muchos de ellos dieron la vida.
El hecho es que la rosa con una estrella en el medio es lo que los colombianos verán a partir de ahora en las calles y en la propaganda pagada por el gobierno al nuevo partido, para dar publicidad a su símbolo-programa en los medios de comunicación nacionales. Comienza el 6 de septiembre próximo, día de la llegada del Papa a Colombia. Objetivo: convencer a la mayor cantidad posible de compatriotas que concurrirán a las urnas en marzo de 2018 de que la ex guerrilla es una alternativa creíble en el Parlamento y en la conducción del Estado. Sabiendo en todo caso que los Acuerdos de Paz asignan a las nuevas FARC una presencia garantizada de cinco representantes en la Cámara de Diputados y otras tantas en el Senado de la República de Colombia.