Se puede cambiar de vida. Incluso aquellos que la desprecian y la quitan sin pensar demasiado. Están convencidos de eso los jóvenes de “Raza Nueva” que desde hace algunos años trabajan entre las bandas y pandillas mexicanas, conocidas como “clicas”, para proponerles otro camino. El sitio “Vida Nueva Digital” publica un artículo donde se cuenta la experiencia de este singular grupo que ha emprendido un camino que recién se empieza a explorar. “Uno de los mayores retos es acercarse a una banda y meterse en su mundo” explica el responsable del grupo, el padre José Luis Guerra Castañeda. Sin embargo afirma que, según su experiencia, los jóvenes de las pandillas “realmente pueden cambiar de vida cuando encuentran a un Cristo que les pide una verdadera conversión. Cuando eso ocurre, expresan el deseo de cambiar de vida y de recibir ayuda para hacerlo” explica el padre Guerra.
El movimiento “Raza Nueva en Cristo”, tal es su nombre completo, comenzó en la arquidiócesis mexicana de Monterrey, la gran ciudad del Estado de Nuevo León, hace unos diez años. Sus integrantes visitan las pandillas de 20 colonias en los municipios de Escobedo, García, Guadalupe, Juárez y Monterrey. El padre José Luis Guerra Castañeda asegura que los resultados han sido significativos y explica que algunos pandilleros aceptan asistir a cursos de introducción al trabajo o becas de estudio en institutos preparados para capacitarlos. “Este apostolado me ha enseñado a romper esquemas y a entender que la pastoral es creatividad. Los jóvenes, en su radicalidad, también me han enseñado lo que significa la fidelidad, la lealtad y la fraternidad, valores que tienen muy arraigados. Podríamos decir que realmente dan la vida por su banda”.
El sacerdote niega haber recibido amenazas del crimen organizado por trabajar en proyectos para los jóvenes pandilleros. “Yo estoy convencido de que Cristo ha caminado con nosotros y lo sigue haciendo. Pero además, me he dado cuenta de que hasta las personas que parecen no ser tan buenas, también quieren la paz en su comunidad”. El sacerdote dice estar convencido de que “a final de cuentas, el violento cree que la violencia es la fuente de su paz, pero cuando los jóvenes se dan cuenta de que este no es el camino, dejan su arma de fuego, dejan las drogas, dejan los conflictos entre las bandas”.
El trabajo de presencia entre las bandas juveniles tiene como punto de referencia las palabras del Papa Francisco en Cracovia para la Jornada Mundial de la Juventud, “cuando les pidió a los jóvenes que sean protagonistas de la historia, que tengan el coraje de construir puentes que unan fraternalmente al mundo en vez de muros que dividen y destruyen”.