Armas al matadero. Muchas armas. Miles de armas: pistolas, fusiles de asalto y hasta ametralladoras antiaéreas secuestradas a la criminalidad mexicana en el curso de operaciones que resultaron exitosas o que fueron entregadas voluntariamente por los ciudadanos, todas fueron destruidas en un campo militar de Ciudad de México. Las armas, entre las que hay fusiles de asalto AK, subametralladoras, fusiles Barrett calibre 50 y diversos tipos de armamento sofisticado, fueron desensambladas y cortadas con potentes sierras eléctricas circulares que inutilizaron completamente 2.620 piezas. El operativo se llevó a cabo en el curso de una ceremonia, la decimotercera efectuada por autoridades militares mexicanas, que entre al 24 y el 31 de julio eliminaron otras 17.769 armas en ceremonias similares realizadas en diversos estados de México. Durante el desmantelamiento del arsenal, las autoridades encargadas especificaron que la mayor parte fue secuestrada a la delincuencia organizada que se dedica al tráfico de drogas o al robo de combustible, una actividad que al igual que la anterior se ha convertido en una de las más lucrativas en México a raíz de la liberalización del precio de los combustibles.
Otro lote de los armamentos destruidos en el curso del último operativo proviene del tráfico ilegal de estas mismas armas, que es una de las tres primeras fuentes de ingresos de los grupos criminales de México. En los cuatro estados de Estados Unidos que limitan con México – California, Arizona, Nuevo México y Texas – se concentra un tercio de las armerías del vecino país; las armas pueden ser legalmente adquiridas y posteriormente introducidas como contrabando en México, para ingresar en los circuitos que alimentan la criminalidad organizada. Desde 2007 México ha registrado más de 188.000 homicidios, según los datos del gobierno, aunque no se aclara cuántas de estas víctimas están relacionadas con bandas criminales.