Las buenas noticias, como las malas, no vienen solas, y mientras se ajustan los últimos detalles de la visita del Papa en septiembre, tal como lo había prometido Francisco en su momento si se blindaban los acuerdos de paz, las Naciones Unidas empezaron a destruir las armas entregadas por los guerrilleros de las Farc durante el mes de junio, como estaba previsto por la “hoja de ruta” para la aplicación de las disposiciones. De los 660 depósitos de armas censados y controlados por la Misión de las Naciones Unidas, 456 comenzaron a eliminarse y más de 987.807 municiones de distinto tipo, calibre y fabricación ya fueron destruidas en las zonas de concentración de los guerrilleros.
Dos semanas después de que se completara la dejación de armas, el proceso de eliminación avanza a buen ritmo. “En las 26 áreas de dejación de armas se ha iniciado con el proceso de destrucción de la munición registrada y almacenada en contenedores”, confirmó el general Javier Pérez Aquino, jefe de observadores internacionales de las Naciones Unidas durante una rueda de prensa.
Además, en las zonas veredales donde están concentrados los ex guerrilleros se destruyeron 7.476 unidades de diverso tipo de explosivos, como minas antipersonales, granadas de mano, granadas de fusil, pólvora y municiones. El jefe de los observadores que controlan la eliminación se mostró optimista en cuanto a la información faltante sobre los depósitos que todavía no se han localizado.