Hay un Brasil de los escándalos – nada menos que tres presidentes investigados – y un Brasil que se dedica a hacer el bien al prójimo con un número insospechado de samaritanos. Un estudio sobre el voluntariado – “Além do Bem – Um estudo sobre voluntariado e engajamento” – saca a la luz el Brasil oculto que participa en las pequeñas y grandes instituciones de voluntariado. Se descubre así que casi uno de cada cinco ciudadanos brasileños (37,5 millones) desarrolla una actividad de este tipo, según la investigación realizada la Santo Caos Consultoria en colaboración con el Bank of America Merrill Lynch y el Programa de Voluntarios de las Naciones Unidas (UNV) en Brasil.
El estudio se llevó a cabo en base a entrevistas realizadas en 25 estados brasileños con voluntarios, ex voluntarios, no voluntarios y especialistas en el tema, y con representantes de 80 empresas y 14 organizaciones no gubernamentales. El propósito era recoger indicadores para convocar a nuevos y antiguos benefactores y los resultados fueron publicados por la revista Cidade Nova, del Movimiento de los Focolares en Brasil.
Jean Soldatelli, socio-director de Santo Caos, resumió para la revista algunas conclusiones que pudo comprobar por experiencia propia, fundamentalmente que “una empresa obtiene muchos beneficios cuando invierte y alienta el voluntariado. No solo beneficios externos, como la imagen y el compromiso con la comunidad, sino también beneficios internos”. El informe aporta datos interesantes que confirman las observaciones del directivo: el 93% de los empleados que se comprometen en el voluntariado afirman que reciben el reconocimiento de la empresa y registran un 16% más de productividad en el trabajo respecto de los no voluntarios. El 77% de estos empleados también ha logrado comprometer alguna otra persona en una actividad de voluntariado. Por otra parte, el personal directivo de las empresas también termina valorando el trabajo voluntario de sus propios empleados: nueve de cada diez de ellos consideran que el voluntariado empresarial ayuda a mejorar sus habilidades. Además, independientemente del hecho de realizar o no una actividad de voluntariado, el 62% de los entrevistados considera que el programa de voluntariado es un factor fundamental para elegir un trabajo.
Otros datos interesantes de la investigación que publica Cidade Nova señalan que en Brasil el 58% de los voluntarios son mujeres y que la región donde se registra el mayor número de voluntarios es el sudeste del país (que corresponde a los estados de San Pablo, Río de Janeiro y Minas Gerais).
El estudio demuestra además que el voluntariado brasileño puede crecer considerablemente, porque todavía no se le atribuye el peso estratégico que debería tener en las empresas. Para Mônica Villarindo, colaboradora del programa de Voluntariado de las Naciones Unidas y especialista en la importancia del voluntariado en el sector privado, existen buenos programas de voluntariado corporativo en Brasil, pero muchos de ellos están orientados a actividades asistencialistas, desperdiciando un gran potencial de transformación. “Sin duda el voluntariado es un óptimo elemento para la empresa, aporta beneficios para los funcionarios, como el compromiso, el empoderamiento y mejoras en el ambiente de trabajo”, explica. “Pero las empresas, en sus planes estratégicos deberían incorporar a sus propios programas de voluntariado los Objetivos de Desenvolvimiento Sustentable de la ONU de una manera más ampliamente transformadora y utilizar ese programa de voluntariado que ya le hace bien a la empresa, que ya le hace bien a sus empleados, de manera tal que produzca una transformación mayor en la sociedad”. “Las empresas también son responsables de nuestro futuro. Es un trabajo de hormiga en el que todos tenemos que comprometernos. Con el voluntariado tengo la posibilidad de llegar a todos y no dejar a nadie atrás”, concluye la experta.