Hablaba de la condición de tantas personas explotadas clandestinamente cuando se lo escuché decir. O quizás fue porque me llamó la atención el contexto en el cual usó la frase. “Cuando les cuentan que en 1813 fue abolida la esclavitud en nuestro país, no lo crean, son “cuentos chinos”. La esclavitud aún existe. En los talleres clandestinos donde encierran a los inmigrantes para que trabajen horas y oras, donde comen y duermen sin poder salir. Allí, cada máquina, cada jergón, cada baño sucio es un instrumento de tortura”.
Era el 23 de setiembre de 2011, durante la jornada internacional contra la explotación sexual y la trata de personas. A su alrededor había una pequeña multitud en la Plaza Once de Buenos Aires, todos estaban muy atentos a lo que decía, mientras otros pasaban distraídos por la avenida Rivadavia. Allí fue que le salió del alma esta expresión del “cuento chino” referida a la supuesta abolición de la esclavitud. Como puede verse, el Papa no ha empezado a crear sus “bergoglismos” después del 13 de marzo de 2013. Es una capacidad expresiva y lexical bien suya. Son parte de él. ¿Desde cuándo? No podría decir desde siempre, pero tal vez empezaron a formar parte de su manera de expresarse desde la época en la que era el maestrillo que todos conocimos.
Seguramente podríamos encontrar muchos de ellos a lo largo de su vida. Algunas son expresiones inventadas por él, que no existen en el diccionario de la Real Academia, inventadas en el momento para describir con mayor claridad lo que tenía la intención de transmitir. Técnicamente son considerados verdaderos neologismos. Otras son expresiones populares muy comunes que usaba para hacer entender conceptos complejos o profundos en forma simple y directa. De este modo, una vez que las había dicho en un determinado contexto, también nosotros empezábamos a usarlas con la “vuelta de tuerca” que él les había dado. Para nosotros, sus alumnos, era normal escucharlo hablar así. Nunca ha dejado de inventarse neologismos y siempre ha recurrido a expresiones populares. Es una forma de hacerle saber a la gente sencilla que el pastor también sabe hablar como ellos. “A la gente hay que hablarle para que entienda”, fue siempre una de sus premisas.
“La Asamblea del Año 13” es un hito en la educación argentina. En 1813 las entonces Provincias Unidas del Río de la Plata se reunieron y enunciaron una serie de medidas tales como el fin de la esclavitud, la abolición de los títulos nobiliarios y la abolición y quema de los instrumentos de tortura. Una página que ha repicado a través de los años desde los alumnos de primaria en adelante. Todos los argentinos la conocen. A su vez, saben también que existe prácticamente un ejército de inmigrantes ilegales que desde las provincias más pobres o desde los países limítrofes se vuelcan a la capital en busca de trabajo los cuales, la mayor parte de las veces, son esclavizados por connacionales que llegaron antes que ellos y consiguieron la condición de “residentes” o algún otro status legal.
Dos temas que todos conocen: la abolición de la esclavitud y la explotación –que francisco llama con todas las letras“esclavización”- de tantos inmigrantes. Una contradicción por demás evidente. Es por esto que cuando el entonces arzobispo de Buenos Aires pronunció esa frase tan contundente –“no crean en el cuento chino de la abolición de la esclavitud- todo el mundo comprendió inmediatamente lo que estaba diciendo.
Por mi parte, puedo llegar a entender que a algunos, pocos, europeos les cueste apreciar este modo de comunicacion “popular” del Papa. Se los podría justificar por el hecho de que no conocen la realidad latinoamericana y que han solo escuchado hablar de la religiosidad popular y de las villas miseria llenas de delincuentes y de narcotraficantes. Lo cual es verdad. Pero seguramente nunca se han enterado –o nadie les ha contado- que en estos lugares infernales, aun en medio a tantos delincuentes hay muchisima gente pobre de dinero pero riquiísima de fe y de humildad. Es un mundo que no se conoce, o que conocen pocos, y donde la Iglesia –gracias tambien a Bergoglio- ha echado raíces, donde la fe está presente de un modo diferente al que se puede ver en las ciudades europeas, por ejemplo. De todos modos no hace falta ir tan lejos.En la misma Buenos Aires conviven dos realidades, dos países completamente diferentes. Y muchas veces una parte no sabe o no quiere saber nada de la otra. De aquí nace el concepto de que, en la realidad de hoy, la histórica abolición por decreto de la esclavitud no puede ser más que un” cuento chino”. Porque realmente es así. La expresión usada por el arzobispo ha sido clarísima. En el lenguaje cotidiano de los habitantes de Buenos Aires, y de toda la Argentina en general, un “cuento chino” es algo que no puede ser verdad. China, un país tan lejano y desconocido, siempre ha estimulado la fantasía. Es muy probable que la expresión haya nacido en el puerto de la capital donde los marineros asombraban a los oyentes con historias increibles, describiendo cosas que habían visto o vivido en esas tierras tan enigmáticas. Y nadie les creía.
Pero no hay que creer que el arte de contar fábulas haya pertenecido solo a los viejos marineros del puerto de Buenos Aires. Hoy en día tenemos políticos y gobernantes que lo practican a diario proclamando conquistas sociales que en realidad non existen, describiendo una realidad próspera, cuando es evidente que no lo es, y hasta dibujando un país que no existe y que en la realidad el país que existe –Dios no lo permita- corre el riesgo de saltar por los aires otra vez.
- Ese Dios católico que nos “primerea” siempre.
- “No balconeen la vida, métanse en ella, como hizo Jesús” Gesù
- Una civilización que está “falseada” tiene urgente necesidad de la esperanza cristiana
- “Hagan lío”, porque la Buena Noticia no es silenciosa…
- Esa anulación que elimina al Otro. No se dejen ningunear
- El Pescador quel lama a “pescar” una mirada nueva hacia la sociedad y la Iglesia
- Qué pena una juventud empachada y triste!
- “Misericordiando”. Dialogo con el Papa sobre un gerundio curioso
- El “chamuyo” de Dios
- ¡Qué Dios me banque! Si Él me puso aquí, que Él se haga cargo
- El espíritu del soldado y los generales derrotados por el “habriaqueísmo”
- “Patear para adelante”. Las metáforas futbolísticas de un Papa
- Esos cristianos alegres y esos con caras de pepinillos en vinagre
– © TERRE D’AMERICA