Para los obispos de Venezuela, reunidos durante dos días en una Asamblea Plenaria Extraordinaria, la Asamblea Constituyente convocada por el gobierno del presidente Nicolás Maduro “no es necesaria”, y además “es peligrosa para la democracia venezolana, para el desarrollo humano e integral y para la paz social”. Las palabras de los obispos del país no podían ser más claras y perentorias y constituyen la respuesta a la invitación del gobierno, que hace pocos días le había pedido al Episcopado que definiera su posición sobre la iniciativa oficial para abrir una salida a la crisis del país.
A la declaración conclusiva de la Asamblea Plenaria se sumó una carta de la Conferencia Episcopal Venezolana a Elías Jaua Milano, presidente de la Comisión Preparatoria de la Asamblea Constituyente. “[Afirmamos] que la necesidad es la de cumplir la Constitución y no la de reformularla” – dice la carta, firmada por monseñor Diego Padrón, arzobispo de Cumaná y presidente de la Conferencia Episcopal Venezolana. El Comité permanente afirma que está dispuesto a recibir a Elías Jaua Milano el próximo 19 de mayo para profundizar y discutir las razones de esta decisión episcopal. Este encuentro, explican los obispos, podría ser una oportunidad para “exponerle personalmente las razones que fundamentan nuestra postura y, además, resulta oportuna para plantearle nuestra preocupación por los graves problemas que vive hoy nuestro país y las lamentables consecuencias de tristeza, sufrimiento y muerte que provoca en la vida concreta del pueblo venezolano”.
Los obispos ratifican su convicción de que la idea de la Asamblea Constituyente “ha sido percibida por la inmensa mayoría de la población como una iniciativa divorciada de las necesidades del país y como un paso más en el socavamiento del Estado Social de Derecho previsto en la actual Constitución”. El Episcopado considera que el gobierno ha respaldado y alentado decisiones insensatas y desconcertantes, como el intento de eliminar la Asamblea Nacional y al mismo tiempo ha hecho poco o nada para frenar la agudización de la crisis, hoy más grave que nunca. Al respecto, los prelados enuncian y analizan algunas situaciones concretas: el crecimiento del hambre y de la violencia así como el incremento del irrespeto de los derechos humanos y la consiguiente desesperanza que se apodera de la gente por la grave falta de confianza en la vida y en el futuro, sobre todo en los jóvenes.
Los obispos de Venezuela escriben: “Reiteramos nuestra adhesión, comunión y obediencia al Santo Padre Francisco. Agradecemos de corazón su constante acompañamiento: muestra de su preocupación por esta Patria donde se le quiere y respeta. Nos alienta su mensaje del pasado 5 de mayo, en el cual nos asegura que está ”siguiendo con preocupación la situación del querido pueblo venezolano ante los graves problemas que le aquejan”.” Citan también otros párrafos de la carta del Papa, en particular cuando se refiere a su profundo dolor por los enfrentamientos y la violencia que se viven en estos días; eventos trágicos que han provocado numerosos muertos y heridos y que no ayudan a resolver los problemas y causan más sufrimiento y más dolor.