La crisis de Venezuela también tiene repercusiones en la sede de la Confederación Sudamericana de Fútbol, en la pequeña ciudad de Luque, a pocos kilómetros de Asunción, capital del Paraguay. Allí se reunieron, desde el 19 de abril, 500 miembros de diferentes logias de más de veinte países de América Latina en representación de 350.000 masones que adhieren a la Confederación Masónica Interamericana (CMI), presentes en Honduras, México, Costa Rica, Paraguay, Cuba, Haití, Chile, Colombia y Argentina. Se anunció asimismo la presencia de miembros de logias italianas, francesas, rumanas, españolas, portuguesas y estadounidenses.
Edgar Sánchez, gran maestro de la Gran Logia Simbólica del Paraguay, la anfitriona, sintetizó la postura de sus pares: “Para la mayoría de los grandes maestros no cabe la menor duda que está siendo gobernada por una dictadura que está hambreando al pueblo. Ya no existe la separación de poderes, no existe la separación del poder judicial, y el pueblo pasa hambre siendo uno de los países más rico por sus reservas de petróleo”. El gran maestro explicó también que los participantes de las logias invitadas de Venezuela no pudieron acudir a la asamblea porque el gobierno les negó la compra de divisas, obstaculizando así la posibilidad de que viajaran. Esto se debió fundamentalmente a la noticia de que la asamblea masónica de Asunción concluiría con una ponencia nada menos que de Luis Almagro, Secretario general de la Organización de Estados Americanos, al que Maduro y su gente hace tiempo que consideran enemigo de sus intereses.
Pero la Venezuela de Maduro, de las manifestaciones en las calles y de los muertos solo es uno de los temas de la orden del día porque el encuentro, que concluye hoy 22 de abril, está dedicado a la fisonomía de la masonería moderna latinoamericana, que el logo de la confederación califica con tres adjetivos: “innovadora”, “participativa” y “colaborativa”.