El hijo de Raúl Castro fue el representante oficial de Cuba en las negociaciones que concluyeron con el anuncio del 17 de diciembre de 2014 de que se había alcanzado un acuerdo para restablecer las relaciones diplomáticas entre Estados Unidos y Cuba. Las revelaciones sobre estas circunstancias fueron hechas por otro protagonista de aquel histórico diálogo, el cardenal de La Habana, hoy emérito, Jaime Lucas Ortega y Alamino en una conferencia que pronunció el 16 de septiembre pasado en Nueva York, en el marco de un evento organizado por la ONG Concordia y fue publicada con la aprobación del purpurado mismo en el sitio cubano Espacio Laical. Al final de la exposición, después de recorrer los principales momentos de la negociación, el ex arzobispo revela que Alejandro Castro encabezó las conversaciones secretas con Estados Unidos que se realizaron en 2013 y 2014 y que su contraparte fue Ricardo Zúñiga, asesor de la Casa Blanca para América Latina y director principal para asuntos del Hemisferio occidental. Esa es la parte de la conferencia que se puede leer en el sitio Espacio Laical y en la edición que circula impresa desde hace unos días.
“A mi regreso a Cuba visité al presidente Raúl Castro para hacerle presente el mensaje del presidente Obama y su esperanza en la mejoría de relaciones entre los dos países antes del término de su mandato. Después hubo silencio total y las conversaciones continuaron en Canadá con el Sr. Ricardo Zúñiga al frente de la delegación americana y el coronel Alejandro Castro Espín al frente de la delegación cubana, hasta que el acuerdo se firmara en el Vaticano por representantes de los dos gobiernos ante el Secretario de Estado de la Santa Sede. En esa ocasión acordaron que se haría público y efectivo el día 17 de diciembre de 2014, fiesta de cumpleaños del papa Francisco.
Hasta ahora se sabía que el hijo del presidente cubano participó en el primer encuentro que tuvieron Raúl Castro y Obama durante la Cumbre de las Américas en Panamá en 2015 en su carácter de Jefe de la Comisión Nacional de Seguridad y Defensa, aunque en ese momento era desconocido el protagonismo que tuvo en las negociaciones bilaterales secretas que ya se estaban desarrollando.
Algunos sitios cubanos como 14 y medio y Café Fuerte hacen notar que “La confirmación sobre el papel desempeñado por Alejandro Castro Espín, de 51 años, en el proceso que inició el deshielo entre La Habana y Washington, le concede al coronel un rol de primera fila para tareas gubernamentales de futuro” y probablemente también para la sucesión de Raúl Castro.
El segundo elemento que aclara la conferencia del cardenal Ortega en Nueva York es que la fecha elegida para anunciar al mundo el comienzo de las negociaciones para el restablecer las relaciones diplomáticas – 17 de diciembre – que se habían interrumpido durante medio siglo no tiene nada que ver con la celebración de San Lázaro, como dijeron en un primer momento, ni con otros motivos políticos, sino que fue elegida porque era el cumpleaños del Papa Francisco, quien había sido una pieza clave para que comenzara la negociación entre las partes.
En la misma conferencia el cardenal Ortega explica que debió camuflar la visita a la Casa Blanca para encontrarse con Obama el 17 de agosto de 2014 y transmitirle el mensaje de Raúl Castro. “Al día siguiente, lunes 17, tuve un conversatorio en la Universidad de Georgetown con varios profesores sobre Latinoamérica y la Iglesia. Fui invitado por el Rector a almorzar en la misma universidad. Esa mañana de intercambio académico había sido planeada por el cardenal McCarrick, pues la Casa Blanca quería evitar la publicidad sobre mi visita al Presidente. Mi presencia en Georgetown era una buena razón para cubrir mi estancia en Washington, en caso de haberse conocido. Haber sido absolutamente discretos en guardar silencio sobre estas conversaciones fue el factor fundamental para su éxito”.
La circunstancia y el momento exacto en que el Papa Francisco le confió la delicada misión al cardenal Ortega también queda en claro. “Fui en esa ocasión a Roma para participar el 27 de abril de 2014 en la ceremonia de canonización de los santos papas Juan XXIII y Juan Pablo II. Al final de la ceremonia el Secretario de Estado se aproximó a mí para decirme que el papa Francisco deseaba verme y me adelantó que las autoridades cubanas estaban solicitando del Santo Padre su intervención en un canje de prisioneros. Yo sabía que las conversaciones secretas que estaban teniendo lugar entre funcionarios de los gobiernos de Cuba y los Estados Unidos estaban centradas en el intercambio de prisioneros. Desde tiempo atrás había recibido visitas de distintos funcionarios norteamericanos que venían a Cuba trayendo en su agenda el tema de la liberación de Alan Gross. Entre ellos el senador Jeff Flake, en varias ocasiones, y el presidente de la Cámara de Comercio de Estados Unidos Thomas J. Donohue. Estos visitantes se entrevistaban siempre con Alan Gross y el senador Flake me informaba que su estado de ánimo era bueno y esperaba que pudiera ser liberado en poco tiempo. No me extrañó, pues, que se mencionara por parte de las autoridades cubanas a la Secretaría de Estado, el deseo de que el Papa interviniera en un canje de prisioneros. Mi entrevista con el papa Francisco fue fijada para el 5 de mayo de 2014 a las 12:10 p.m. en el Palacio Apostólico”.
La conferencia de Nueva York, como se puede leer en el texto publicado por Espacio Laical, concluye con una confidencia personal del cardenal Ortega: “No solo tuve la extraordinaria posibilidad de ser portador de una carta del Papa a cada uno de los presidentes, sino también de conocer y transmitir a cada uno de ellos el mensaje que el otro le enviaba. Se estaba produciendo así un encuentro triangular cuya línea primordial y básica era el papa Francisco, quien, con su actuar, estaba poniendo en contacto en un alto vértice dos líneas que se abrían como paralelas. Para mí fue este uno de los grandes momentos de mi vida sacerdotal; porque pude constatar privilegiadamente que siempre es posible el acercamiento y el diálogo, y era esto lo que mi fe cristiana me había inspirado siempre en mi ministerio como Pastor”.
Ortega anunció que está trabajando en un libro de memorias donde describirá con detalles la negociación de la que fue protagonista.
El texto integral de la conferencia del cardenal Ortega en Nueva York