Mientras se deteriora constantemente la calidad del agua disponible, en algunos lugares avanza la tendencia a privatizar este recurso escaso, convertido en mercancía que se regula por las leyes del mercado. En realidad, el acceso al agua potable y segura es un derecho humano básico, fundamental y universal, porque determina la sobrevivencia de las personas, y por lo tanto es condición para el ejercicio de los demás derechos humanos. (LS 30)
Francisco dedicó al agua palabras espontáneas en la catequesis del miércoles 22 de febrero, centrada en la esperanza cristiana y en este caso en relación con la creación. “Cuando se deja llevar por el egoísmo, el ser humano termina por destruir incluso las cosas más bellas que le han sido confiadas. Sucedió también así con la creación”, dice el Papa, y agrega un ejemplo: “Pensemos en el agua. El agua es una cosa bellísima y muy importante; el agua nos da la vida, nos ayuda en todo. Pero al explotar los minerales se contamina el agua, se ensucia la creación y se destruye la creación”.
Retoma así esa concepción de una ecología humana que une indisolublemente al hombre con la Creación, la dignidad del hombre con el respeto de la Creación.
Quiere decir que la reflexión sobre este recurso, sobre la atención que se debe prestar a la gestión y a la relación del hombre con él, resulta fundamental. En esta línea, el 23 y 24 de febrero se llevará a cabo un seminario en la Casina Pio IV (Vaticano), sede de la Pontificia Academia de las Ciencias, por iniciativa de la Cátedra del Diálogo y la Cultura del Encuentro, espacio académico argentino de intercambio no confesional que en su compromiso de diálogo con todos se inspira en el Papa Bergoglio.
Noventa personalidades de los cinco continentes se encontrarán durante dos días para hablar sobre el Derecho Humano al Agua: aportes y perspectivas interdisciplinarias sobre la centralidad de las políticas públicas en la gestión del agua y el saneamiento”. La dirección estará a cargo del cardenal Claudio Hummes, arzobispo emérito de San Pablo y prefecto emérito de la Congregación para el clero, uno de los purpurados más cercanos al Papa Francisco. En la apertura, el cardenal Hummes trazará las líneas de aproximación teológica, ética y pastoral sobre el derecho al agua. Junto con él, presidirán también los trabajos Riccardo Di Segni, rabino jefe de Roma, Ramón Lamas, Director Emérito del Observatorio del Agua de la Fundación Botín y conocido en España como “la voz del agua” por su compromiso en este frente, y el estadounidense Jerome Delli Priscoli del World Water Forum. Perspectivas diversas para construir, con un paciente trabajo de diálogo, una mirada común en dos intensas jornadas de estudio durante las cuales estudiosos y especialistas comprometidos, por vocación o profesión, en la gestión de este recurso esencial para la vida afrontarán las numerosas cuestiones que se entrelazan en relación con el agua.
Diversidad de proveniencia – América Latina estará presente con Brasil, Argentina, Ecuador, Perú, Chile, Guatemala, Colombia, México, Bolivia, Uruguay y Costa Rica – y diversidad de enfoques: el ambientalista hindú Rajendra Singh, conocido por su compromiso en la defensa del agua, el filósofo italiano Gianni Vattimo, la socióloga holandesa Saskia Sassen, el profesor australiano en Economía del Agua Quentin Grafton, Shaofeng Jia de la Academia China de Ciencias, el director ejecutivo del Grupo Hidrológico Palestino, Ayman Rabi, el ministro de Bienes y Asuntos Islámicos de Marruecos, Ahmed Toufiq. África será representada por Giulia Lanzarini, de la ong CCN (Comité de Colaboración Médica), a cargo de Kenya, Somalía y Burundi.
La importancia de un intercambio abierto sobre este tema se refleja en algunas cifras: en 2014, según datos proporcionados por las Naciones Unidas y la Organización Mundial de la Salud, 748 millones de personas no tenían acceso al agua potable. Y muchas Constituciones no contemplan que el acceso al agua sea un derecho.
Con respecto a su relevancia vital y estratégica, hace poco tiempo que el debate sobre el agua ha entrado en las agendas internacionales, y encontrar ocasiones para afrontar el tema de la necesidad de identificar una sensibilidad común en orden a la gestión y la distribución es cada vez más urgente. “Es necesario – afirman los organizadores del seminario – proporcionar mecanismos jurídicos, técnicos, sociales y políticos que permitan la construcción de una auténtica “cultura del agua” en el cuidado de nuestra casa común”.
Esta necesidad nace de la convicción, que el Papa reafirma en la Laudato Si’ de que “Este mundo tiene una grave deuda social con los pobres que no tienen acceso al agua potable, porque eso es negarles el derecho a la vida radicado en su dignidad inalienable”.