El miércoles 11 de mayo es una fecha simbólica y sugestiva. Por primera vez desde que empezó el embargo estadounidense a la Isla, hace 55 años, un barco proveniente de EEUU atracó en el puerto cubano de Mariel, una especie de zona franca en el Caribe, la primera que se construyó en Cuba con capital de varios países de América Latina, pensada en función del comercio internacional en gran escala. La nave transportaba material de construcción made in USA que será utilizado para restaurar y reformar el museo dedicado a Hemingway que se encuentra en La Habana. El objetivo es ampliar y modernizar el edificio para incorporar un archivo y nuevas salas de exhibición para cientos de objetos que pertenecieron al Premio Nobel, quien vivió en Cuba una gran parte de su vida. En los trabajos participa tanto el Consejo Nacional de Patrimonio Cultural de Cuba como la Fundación estadounidense Finca Vigía, que se encargó de reunir los fondos necesarios con donaciones de empresas como Caterpillar, AT&T, American Express y Ford Foundation. Gracias a la colaboración entre ambas entidades ya se restauraron y se conservaron 2.099 páginas de documentos, 3.000 páginas de cartas y 170 páginas de manuscritos originales de Hemingway, así como fotografías, álbumes de recortes, cablegramas, sobrecubiertas de libros, folletos y revistas de distinto tipo.
El museo-casa de Hemingway se encuentra aproximadamente a 15 kilómetros del centro de La Habana, y el escritor vivió allí más de veinte años. Se convirtió en museo poco después de su suicidio, el 2 de julio de 1961. El museo conserva una colección de 22.000 objetos personales y documentos, entre libros, trofeos de caza, discos, armas, fotografías y la famosa máquina de escribir que Hemingway usaba a bordo del yate El Pilar, con el que salía a navegar por las aguas del Caribe.
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