HUMMES: LA IGLESIA CRECE POR ATRACCIÓN. El cardenal de San Pablo habla sobre la crisis de las vocaciones y las necesidades en el Amazonas de la que es responsable en el Episcopado Brasileño

El cardenal Claudio Hummes
El cardenal Claudio Hummes

No se refería a los datos del Annuarium Statisticum, el libro donde se publican las estadísticas oficiales de la Iglesia católica en el mundo, cuya última edición actualizada al 31 de diciembre de 2014 muestra la disminución de las vocaciones incluso en Brasil, después de años de tendencia positiva en comparación con la declinación europea. No estaba hablando de estadísticas sino de la enorme necesidad de sacerdotes que hay en el Amazonas, del que es responsable en la Conferencia Episcopal Brasileña, que acaba de concluir su 54º Asamblea general en medio de las turbulencias nacionales por el impeachment de la presidente Rousseff. El cardenal Claudio Hummes -quien inspiró el nombre que Bergoglio eligió como Papa- al presidir la celebración dijo con mucha claridad que “No es tanto por hablar mucho, no es tanto por todos los documentos, no es tanto intensificando el adoctrinamiento como crece la Iglesia. La vida religiosa, la Iglesia, crece por atracción”, refiriéndose a la disminución del número de vocaciones.

Considerando solo los últimos cinco años, se observa que la disminución porcentual en Sudamérica ha sido más fuerte que en Europa. Al punto que la tasa vocacional hoy es significativamente más baja: 7,7 seminaristas cada 100.000 bautizados, contra los 9,99 de Europa.

“La Iglesia no debe pensar en sí misma”, advirtió el Arzobispo Emérito de San Pablo. “Debe actuar por Él, no por sí misma, por Aquel del que la Iglesia vive. Una Iglesia así, atrae”, repitió. “En efecto, Jesús dijo: “el día que sea elevado en la cruz, atraeré a todos hacia mí”. No dijo “por mi predicación”. Por supuesto que también por la predicación, pero Él dijo que el día que hiciera el acto supremo de misericordia por la humanidad, precisamente en ese momento atraería a todos hacia Él. La misericordia es lo que marca la diferencia, lo que hace que la fe sea algo real ¡vivo! Pablo ya lo decía: una fe que no se traduce en caridad, es una fe muerta. Es la caridad lo que atrae. En la medida en que pensamos así, acortamos las distancias. La Iglesia es diferente y crece por atracción”.

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