Dentro de pocos días llegarán al aeropuerto de La Habana 35 cardenales provenientes de los países de América Central y el Caribe. El martes 4 empiezan las reuniones y durante cuatro jornadas escucharán a profesores chilenos, argentinos y españoles que disertarán sobre comunicación. En un país donde la comunicación está extrictamente controlada por el estado, con una rigidez que interpreta en sentido restrictivo incluso las aperturas que se propone Raúl Castro, no es poca cosa. Al Vaticano que organiza y a la Iglesia de Cuba que lo hospeda, hay que reconocerles una notable audacia. Sobre todo porque se lleva a cabo en un momento en que existe y se percibe un particular descontento contra la información oficial. Más aún, se publica.
La vehemencia de los cuestionamientos contra la prensa partidaria no tiene parangón ni siquiera en las democracias europeas, donde la concentración de la propiedad de los medios masivos de comunicación convierte el debate sobre la libertad de información en algo no menos ridículo. Y casualmente este debate de acentos inéditos lo lleva adelante un medio católico, Espacio Laical, nada menos que con la protección del cardenal de La Habana, Jaime Ortega.
Los diarios son “apologéticos, acríticos, la prensa cubana no reflexiona sobre los problemas y las preocupaciones de la gente”, acusa el politólogo Esteban Morales desde las páginas de la revista. “Opera únicamente como expresión de las posiciones y opiniones del gobierno y no como instrumento para informar objetiva y críticamente sobre la realidad de los acontecimientos nacionales e internacionales que se producen” dentro y fuera del país.
También está atrasada con respecto a la orientación reformadora de Raúl Castro, reprocha Jorge Gómez Barata, periodista y escritor que habitualmente es blanco de los ataques del órgano del partido, Gramna: la prensa cubana “se ha quedado inmovilizada en la etapa previa a la caída del socialismo, con los mismos criterios de juicio importados de la Unión Soviética pre crisis, detenida en el tiempo como si en los últimos 20 años no hubiera ocurrido nada”.
“Los directores de los medios nacionales esperan señales de arriba cada vez que se presenta un tema delicado”, hace notar Fernando Ravsberg, corresponsal de la BBC en Cuba. “Nadie se arriesga a publicar algo hasta que el Departamento Ideológico del Partido comunista se haya pronunciado”. “Si consideramos la información internacional de los noticieros de la televisión cubana”, le hace eco Esteban Morales, “vemos que todos repiten un mismo esquema, todos los días lo mismo, idéntico en cada edición… incluso Telesur, la televisión con financiamiento venezolano, no es la misma en Cuba que en otros países de América Latina”.
Los cubanos se las ingenian como pueden para eludir las restricciones. Internet, radios extranjeras, artículos y opiniones que circulan por correo electrónico, una gran cantidad de información incontrolable que se filtra desde el éter a través de las fisuras abiertas por el mismo Raúl Castro en el muro de la propaganda del régimen. Son los blog, los sitios web espontáneos o que se apoyan en núcleos de intelectuales y profesionales cada vez más propensos a debatir abiertamente el destino de Cuba y las reformas necesarias para modernizar el agonizante socialismo. Temas, Criterios, Observatorio Crítico, La Ceiba, Espacio Laical, Cofradía de la Negritud, Moncada, Boletín SDP... son solo algunos de los nombres que se pueden descubrir en el mundo del cyberespacio. “Estos blogs introducen continuamente en la sociedad un tipo de información más realista, revolucionariamente crítica y de mayor espesor intelectual, que corresponde mucho más a lo que la gente considera que debe recibir”, comenta Morales, premio anual de crítica del Instituto del libro cubano.
La Iglesia demuestra también en este caso que se encuentra a la vanguardia, y ofrece a la sociedad un espacio de discusión de avanzada. “Reflexionamos sobre lo que hoy por hoy significa comunicar y qué comunicar”, declaró monseñor Claudio María Celli, presidente del Pontificio consejo para las comunicaciones sociales, al presentar el seminario cubano. Sin eludir un elogio para Cuba, que “está dando pasos muy interesantes”.
El seminario estará centrado en el mensaje del Papa Francisco para la Jornada de las comunicaciones sociales, que se titula “Comunicación al servicio de una auténtica cultura del encuentro”. Concluye el 8 de febrero, pero dejando abierto el camino: un curso de dos años patrocinado por el Vaticano que formará 45 comunicadores cubanos.