Por Alver Metalli
Carlos Aguiar, mexicano y ex presidente de la Conferencia episcopal de su país, es el presidente del CELAM desde el 2011 y ahora le toca a el dirigir el principal organismo colegiado de la Iglesia latinoamericana durante el papado de un hijo de estas tierras. Un tiempo exigente, considera Aguiar, hecho de “continuidad” y “novedad”. El presidente del Consejo episcopal encuentra ambas cosas en la Evangelii Gaudium del Papa Francisco. La continuidad con quien lo ha precedido, en la centralidad que ocupa “el mensaje esencial que la Iglesia debe transmitir al hombre”; la novedad, “en el lenguaje directo y simple, en el realismo objetivo con que el Papa acepta el complejo y difícil momento de la historia con el optimismo propio de quien confía en Dios y su providencia”. Octagesima adveniens, Populorum progresio, Mater magistra… hay muchas citas en el documento del Papa Francisco, el más propio, hasta ahora, de su magisterio, y tomadas de documentos “sociales” un poco olvidados, sí, pero que al presidente del CELAM le resultan “de una extraordinaria actualidad en los tiempos que vivimos”. Nada de tercermundismo, mucho San Agustín, Santo Tomás, Vaticano II, Catecismo de la Iglesia Católica y Aparecida en 2007. Aparecida es la clave del recorrido del último tramo de historia de la Iglesia en América Latina, y es asimismo a la Iglesia latinoamericana lo que la exortación Evangelii Gaudium a la universal. El punto focal es claro y el presidente del CELAM lo identifica con dos expresiones: “conversión pastoral” y “misión continental”.
“El ejercicio de la colegialidad, del poner en el común fraterno las preocupaciones y visiones entre los obispos latinoamericanos, ya estaba”, observa Aguiar. “Tenemos a nuestras espaldas una historia de relaciones, de corresponsabilidad, de preocupación por la sociedad, de servicio al mundo, que pasa por las conferencias de Rio, Medellín, Puebla y Santo Domingo”. “Pero “Aparecida” fue un paso más allá, porque incorpora con claridad la visión del contexto en que vivimos: un cambio de época intenso, incisivo y acelerado a partir de los años ’90. Y la “conversión pastoral” es la respuesta eclesial a ese cambio”. Carlos Aguiar hace notar que la espresión misma no estaba presente en la Ecclesiae in America desde 1999 (Juan Pablo II).
“El Papa Francisco nos ha dicho con toda claridad que no debemos quedarnos tranquilos y satisfechos con acciones misioneras esporádicas; debemos generar una transformación interior de las mismas estructuras eclesiales a partir de la misión; no podemos esperar que los fieles vengan al templo, es la Iglesia la que debe mezclarse en los lugares donde la gente vive”.
Aborto, matrimonio gay, adopciones en parejas homosexuales y ahora también la marihuana libre… son temas candentes en un número cada vez mayor de países de América Latina y la Iglesia no parece tener la fuerza necesaria para hacer frente con eficacia a las legislaciones permisivas que nacen en consecuencia. Carlos Aguiar no minimiza las dificultades, sino que prefiere hacer notar “los casos sorprendentes”. “Donde menos se esperaría, hay apoyos, y donde más se los espera, no existen”. El pensamiento va en dirección a Correa, presidente de Ecuador, a Funes en El Salvador, Ortega en Nicaragua, Tabaré Vazquez en Uruguay, socialistas o socialistas ex guerrilleros, que más que otros –los socialistas moderados como la chilena Bachelet o el peruano Humala- se oponen a la despenalización del aborto o al matrimonio entre personas del mismo sexo. Revolucionarios que apoyan la ética católica y moderados que la erosionan. El presidente del CELAM lanza una interpretación: “La ideología del bien del Estado/de la conveniencia de Estado, propia del marxismo comunista, está en crisis desde hace veinte años, dando lugar a un ultraliberalismo de los derechos individuales. Creo que la izquierda hoy comprende mejor que ayer que la familia es la mejor defensa contra la agresividad salvaje del mercado para preservar la solidaridad y la amistad social que se anhelan”.
El Papa Francisco también ha traído más unidad entre las iglesias de Norte y de Sud América. “En el mes de febrero –anticipa Aguiar- haremos el encuentro anual entre la conferencia episcopal de Canadá, la de Estados Unidos y el CELAM, con la participación de los diversos presidentes de conferencias episcopales de América Latina”. Pero tendrá una novedad que Aguiar anuncia con satisfacción: “La Iglesia de Canadá y la de Estados Unidos quieren hacer propia la misión continental en sus respectivos países. Un gran resultado”.