“Un testimonio fundamental” para el reconocimiento del martirio. Se suma un nuevo elemento de prueba en el itineriario que dentro de muy poco tiempo llevará a la beatificación de los tres sacerdotes franciscanos, los polacos Miguel Tomaszek y Zbigniew Strzalkowski y el italiano Alessandro Dordi, asesinados por odio contra la fe por el grupo terrorista peruano Sendero Luminoso. Y el testimonio proviene directamente de la cárcel donde se encuentra el hombre que decidió aquellas muertes, el líder de la organización armada Abimael Guzmán. “Los matamos por razones religiosas, porque la religión es el opio del pueblo”, confesó el líder senderista –de ideología marxista leninista- al obispo emérito de Chimbote e iniciador del proceso de beatificación, Mons. Luis Bambarén.
Los guerrilleros, explicó el obispo refiriendo las palabras de Guzmán, consideraban que la obra de la Iglesia era un obstáculo para el trabajo de adoctrinamiento y reclutamiento para la lucha armada que llevaba adelante el grupo. Durante un encuentro privado con el obispo, el ex guerrillero también habría pedido perdón por el homicidio.
La revelación del guerrillero se produce en el contexto de una reciente polémica a raíz de las declaraciones del controvertido sacerdote Gastón Garatea – gran experto en movimientos revolucionarios y miembro de la Comisión de la Verdad y la Reconciliación, encargada en 2001 de elaborar un informe sobre la violencia interna en Perú (se estima que produjo unas 70 mil víctimas entre 1980 y 2000)- quien había declarado a una radio peruana que el asesinato de los tres sacerdotes no había sido dictado por odio contra la fe sino por razones sociales. “Estos tres sacerdotes fueron muertos porque eran personas importantes, que estaban organizando al pueblo para defenderse de Sendero”, había explicado el sacerdote.
Pero Mons. Bambarén puso de relieve que el testimonio del jefe guerrillero desmiente esa interpretación. Ahora solo hay que esperar la beatificación, aprobada el 3 de febrero de 2015 por el Papa Francisco con los decretos que los reconocen oficialmente asesinados “in odium fidei”.
La ceremonia se llevará a cabo el 5 de diciembre de este año en la diócesis de Chimbote, al norte de Perú.