EXORCISTAS A ESTUDIAR. México está a la vanguardia de la lucha contra lo oculto. Pero san La Muerte cosecha prosélitos

Procesión de San La Muerte
Procesión de San La Muerte

La Iglesia mexicana toma en serio al demonio y trabaja en la formación de sus oponentes. Con ese fin la Coordinación de Exorcistas de la Arquidiócesis de México ha organizado el “Seminario de Formación Específica”, cuyo propósito declarado, según explica el sitio oficial de la Arquidiócesis, es dotar a los sacerdotes de los instrumentos necesarios para ayudar a las personas que padecen “insoportables situaciones de sufrimiento espiritual” originadas por prácticas de satanismo. El padre Guillermo Barba Mojica, coordinador de Exorcistas y organizador del evento, puntualizó que el objetivo del curso que concluyó hace pocos días era ayudar a los exorcistas a “evangelizar con la verdad, de manera más cercana, más fraterna” a las personas atacadas por el demonio o que creen estar siendo atacadas.

El seminario contó con la colaboración de expertos en diversas áreas disciplinarias. Sacerdotes, diáconos, religiosos y religiosas, pero también laicos con experiencia en el tratamiento de problemas mentales y físicos, así como expertos en las áreas de las ciencias sociales. La ayuda de las ciencias se ha considerado importante para “proceder con prudencia y no caer en la credulidad”, aclara el padre Barba Mojica, “pero tampoco en el racionalismo que descarta a priori una manifestación sobrenatural”, agrega inmediatamente.

Al mismo tiempo, nada sobrenatural y muy concreto, se registra el fenómeno del culto cada vez más difundido a la “Santa Muerte”. Es un credo reciente pero  con un fortísimo crecimiento en México, Estados Unidos (introducido por los inmigrantes latinos) y América Central. En Argentina y Paraguay hay una variante conocida como san La Muerte. Se lo representa con una larga vestimenta negra, rostro esquelético y la guadaña en la mano. Cada vez más gente recurre a la Santa Muerte en los momentos de necesidad. El origen es incierto y algunos consideran que está relacionado con cultos precolombinos aunque la actual “reencarnación” se remonta a los años ’60.

Los números son alarmantes: las personas que declaran ser devotas de la negra segadora de vidas –según un estudio de Andrew Chesnut, director de Estudios Católicos de la Virginia Commonwealth University- son ya 12 millones, y 5 millones de ellos se encuentran en México. El boom –explican los investigadores- se debe en buena medida a la intensificación de la lucha contra el crimen organizado que lanzó el ex presidente Felipe Calderón entre 2006 y 2012. Durante esos años de verdadera guerra (murieron cerca de 70 mil personas) muchos adoptaron la práctica de recurrir a la inquietante imagen en los momentos de peligro o previos a una acción delictiva. Se considera que Santa Muerte protege a los sicarios, a los delincuentes y a los afiliados a los carteles de la droga, pero también a los policías, a los niños de la calle y a los marginados de cualquier tipo. Hoy es cada vez más común ver la estatuilla en los negocios, en las casas e incluso en lugares públicos, venerada en altares improvisados.

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