¿Los que son detenidos y repatriados después que lograron entrar en Estados Unidos? ¿Los que rechazan al llegar a la frontera? ¿Los que no consiguen pasar del otro lado cuando lo intentan? ¿Los que han sido robados y pierden todo lo que tienen en la “travesía”? Son dramas dentro del drama, en la mayoría de los casos, y puede tener desenlaces fatales. A ellos está dirigido el proyecto “Una segunda oportunidad” que ha creado en Honduras –país de migrantes- el Instituto de Formación Profesional en colaboración con la Cámara de Comercio de Tegucigalpa, la capital.
Podrán beneficiarse hasta 25 mil hondureños deportados de Estados Unidos, con ayudas en dinero, consultoría y formación profesional destinadas a permitirles iniciar un trabajo en su propio país cuando ha fracasado la posibilidad de migrar, o precisamente para evitar un nuevo intento.