Los obispos de Cuba no tienen ninguna intención de permanecer al margen de la discusión de la reforma constitucional y anuncian una evaluación común que tendrá la forma de una carta pastoral. Así lo afirmó el obispo de la tercera ciudad cubana, Camagüey, Wilfredo Pino, quien agregó que los obispos de la Isla se tomarán todo el tiempo necesario para estudiar bien los 224 artículos divididos en 11 títulos, 24 capítulos y 16 secciones del proyecto de nueva Constitución ya aprobado por la Asamblea Nacional del Poder Popular, que ahora será discutido en las organizaciones estatales, estudiado por el Parlamento y luego sometido a referendo en los próximos meses. “Cada obispo ha ido diciendo lo que cree del tema en su diócesis. Como Conferencia vamos a pronunciarnos, pero no es algo que apure porque el proceso de consultas y el referendo están programados para febrero del año próximo”, señaló el obispo. “Las personas se han pronunciado sobre el salario que no alcanza y muchos han expresado sus dudas sobre el matrimonio igualitario, que es algo de lo que por primera vez se habla en Cuba”, añadió Wilfredo Pino, que es obispo desde hace diez años de la diócesis donde se encuentra la base estadounidense de Guantánamo.
Hace pocos días Mons. Pino publicó una carta a los fieles titulada Mi modesta opinión, donde sugiere que no se utilice la palabra matrimonio para definir la unión legal entre personas del mismo sexo. Como es sabido el artículo 40 del proyecto constitucional tal como se encuentra formulado en la versión en circulación, penaliza la discriminación basada en el origen étnico, la orientación sexual, el credo religioso o la identidad de género, mientras el número 68 reconoce el matrimonio homosexual.
En el texto de su carta, el arzobispo Wilfredo Pino parece sugerir que es mejor la fórmula adoptada en algunos países de la Unión europea donde se reconoce una especie de unión legal sin utilizar la palabra matrimonio, de manera tal que ambas personas tengan los mismos derechos ante la ley. Recuerda luego las palabras de Juan Pablo II cuando pidió a los cubanos que cuidaran las familias y señala la “mentalidad antinatalista” que prevalece en el país. El prelado se refiere asimismo a temas como los bajos salarios (el salario medio en la Isla es de 30,6 dólares por mes) y pone ejemplos concretos sobre la manera como eso afecta la estabilidad de la familia y del país. En una parte de su pronunciamiento, que anticipa el de la Conferencia Episcopal cubana, el arzobispo enumera otras cuestiones que a su juicio son importantes para el país, como la baja tasa de natalidad, la corrupción, el éxodo constante, el hacinamiento en los hogares, la sobrepoblación en las cárceles, la drogadicción y el alcoholismo.
Hay que señalar que la discusión sobre el nuevo proyecto de Constitución también se encuentra abierta entre los obispos cubanos, cuyas posiciones expresan diferentes grados de disenso con respecto a los artículos más sensibles y con mayores implicancias morales. Una crítica abierta a la equiparación del vínculo matrimonial con las uniones entre personas del mismo sexo provino, por ejemplo, del arzobispo de Santiago de Cuba, Dionisio García Ibáñez, desde el sitio web de la Conferencia de obispos cubanos. “Este cambio es el que preocupa a muchos, pues como la Constitución es una norma que establece ‘Valores y principios mínimos’, posteriormente se podrían hacer leyes complementarias que por ejemplo, legalicen el matrimonio entre dos personas del mismo sexo, se les permita adoptar niños o niñas privándolos a éstos desde el nacimiento de tener un padre o una madre”, escribió el arzobispo, argumentando en la misma nota que la legalización del matrimonio igualitario es una idea “ajena” a la cultura cubana y un producto del “imperialismo cultural” y el “colonialismo ideológico”. El prelado describió también como “simplista y falso” el argumento que limita a los católicos el rechazo del matrimonio igualitario y la calificación de “imperialismo cultural” referido al propósito de enmendar la Constitución para permitirlo.
En efecto, la Iglesia católica no es la única que rechaza la propuesta de matrimonio igualitario que plantea el proyecto constitucional, que sí tiene mucho apoyo en los más altos niveles del Partido comunista incluyendo al mismo presidente Miguel Díaz Canel. En una entrevista con la cadena venezolana Telesur, Díaz Canel declaró recientemente que estaba a favor de la legalización del matrimonio gay en Cuba. El artículo 68 también ha provocado polémicas en las iglesias evangélicas, algunas de las cuales han firmado un documento que rechaza la igualdad de los dos matrimonios, afirmando que el igualitario tampoco corresponde a los ideales de los países comunistas.