También hay podredumbre entre los que enarbolan la autodisciplina y el autocontrol como bandera, comenta el diario mexicano La Jornada en un artículo sobre el Dalai Lama, quien por primera vez admitió que “desde los años noventa” estaba al tanto de que maestros budistas habían cometido abusos sexuales y que “en 1993” discutió el tema con líderes budistas occidentales. La admisión que refiere el diario mexicano La Jornada, la hizo el mismo líder religioso tibetano hace algunos días en una entrevista concedida a medios holandeses, en cuyo país pronunció varios discursos invitado por centros budistas locales. En los Países Bajos, donde hay entre 50.000 y 65.000 budistas, algunos estudiantes eran menores cuando ocurrieron los abusos, que no se limitaron a un solo templo y fueron denunciados desde los años setenta, según una investigación de la televisión holandesa.
En la entrevista el Dalai Lama hizo a su vez referencia a un encuentro con cuatro víctimas holandesas y belgas en Rotterdam y dijo que sus historias “no son nuevas” para él, porque “ya sabía todas esas cosas” desde hace varias décadas. El Dalai Lama aclaró también que estaba en conocimiento de las acusaciones contra Sogyal Rinpoche, uno de los maestros budistas más conocidos y polémicos, acusado desde 1992 de abusos a sus alumnos en diferentes centros de retiro de Europa, especialmente en el sur de Francia, donde todavía está siendo investigado por la justicia.
El líder espiritual tibetano reiteró que “la autodisciplina es importante” para los maestros y que las víctimas de estas vejaciones “deben hacer públicas” sus historias, señalando la identidad de su agresor, para que así «los maestros estén preocupados de ser humillados» en público. Aseguró que tomaría las medidas necesarias para repetir a los maestros budistas cuáles son sus límites y el significado de sus enseñanzas y, sobre todo, “reafirmar públicamente que los líderes tibetanos no pueden actuar como si estuvieran por encima de la ley de los países donde se encuentran, ni pueden justificar sus acciones con la tradición”.
En la primera reunión con las víctimas de abusos sexuales, el Premio Nobel de la Paz 1989 escuchó el testimonio de tres holandeses y un belga que fueron agredidos sexualmente por diferentes maestros budistas en diferentes países. Oane Bijlsma, una de las cuatro personas presentes, refirió a la prensa que el Dalai Lama “no quería oír todo esto” y en un primer momento “mantuvo una posición defensiva”, pero después de diez minutos de conversación “empezó a estar más receptivo y a sorprenderse” con los testimonios que escuchaba. Hablando sobre el comportamiento del Dalai Lama durante la reunión, Bijlsma dijo que “se defendió mucho, nos dijo que no le podemos señalar a él como responsable de lo que pasó. Nosotros no queríamos eso” prosiguió “sino que actuara contra los responsables”. “Lo que queremos es que él sea muy claro sobre el hecho de que los líderes religiosos en la tradición budista tibetana no están por encima de la ley, que incluso si afirman que su tradición aprueba un comportamiento que va más allá del bien y del mal, nunca puede ser así”. “En efecto”, aclaró Bijlsma, “ese es el problema principal. Los profesores actúan con el dinero o su cercanía a sus alumnos como si fuera su derecho. Se rodean de lujos y sirvientes y exigen devoción por su persona a personas que, como me pasó a mí, vamos buscando respuestas y nos encontramos con un shock que cuesta superar”.