Diego Maradona vuelve a la cancha, y lo hará en un pequeño club de segunda división de una pequeña ciudad de México, “Dorados de Sinaloa”, que solo participó dos veces en campeonatos de primera división, entre 2004 y 2006 y entre 2015 y 2016. El mejor desempeño que tuvo el club deportivo fundado en 2003 fue en la Copa del torneo Apertura 2012 de la Liga de Ascenso. Pero el escaso currículo deportivo no es lo más importante. No para Maradona, quien evidentemente ha elegido entrenar a los Dorados por una serie de razones que trascienden las estrictamente deportivas. Y no es que le faltaran podios más altos para su regreso al mundo del fútbol activo, como aclaró él mismo hablando con periodistas de todo el mundo que abarrotaban un hotel de Culiacán, la capital del estado de Sinaloa: “Estuve hablando con Evo (Morales) y me ofreció la selección boliviana. Hablé con Maduro y me ofreció la venezolana”, dijo Maradona, quien también dejó de lado otras ofertas que le hicieron en Argentina y en Bielorrusia.
“Quiero darle a Dorados lo que me perdí cuando estaba enfermo. Habré estado enfermo 14 años”, afirmó significativamente en una conferencia de prensa ante 200 periodistas mexicanos e internacionales. La referencia a su nunca superada adicción a las drogas resultó evidente, así como su decisión a dejar atrás esta larga y nunca resuelta página de su vida.
La prensa mexicana dio amplia cobertura al desembarco de Maradona en el país. Arrastrando a veces las palabras y con un discurso no muy articulado, en lo que por algunos momentos parecía más bien una confesión sobre su pasado turbulento, Maradona pareció estar buscando un remanso de paz en este rincón de la costa del Pacífico mexicana que a menudo ocupa las crónicas locales precisamente por su relación con el narcotráfico y la droga de la que declara haberse alejado definitivamente. “Hoy quiero ver el sol, antes no quería acostarme, ni sabía lo que era una almohada”, declaró Maradona. “Tuve muchos traspiés en la vida y hoy asumo esta responsabilidad como quien tiene un hijo en los brazos”.
A los 57 años, Maradona dijo que se sentía “en el mejor momento” de su vida y prometió corresponder a la confianza de Dorados. Ofreció también hacer su mejor esfuerzo para lograr el gran objetivo de pasar a la primera división. “No venimos de paseo, no venimos de vacaciones, venimos a trabajar”, afirmó, asumiendo la responsabilidad de un equipo que se encuentra en el 13º lugar – entre 15 participantes – en la liga.