No hay paz para los criminales, ni siquiera cuando visten sotana. Es el caso del sacerdote Christian Federico Von Wernich, de 80 años, para el cual un buen número de asociaciones argentinas, con las famosas Abuelas y Madres y Plaza de Mayo a la cabeza, piden, precisamente, la reducción al estado laical. Lo hacen con una carta dirigida a su compatriota, el Papa, en la cual afirman que Christian Federico Von Wernich, argentino, nacido el 27 de mayo de 1938 en San Isidro, provincia de Buenos Aires, “ostentó el cargo de capellán de la Policía de la Provincia de Buenos Aires, desempeñándose con la jerarquía de oficial 5to. administrativo y oficial subinspector profesional desde el 21 de marzo de 1977 al 19 de abril de 1979 en 9 de Julio; desde el 19 de abril de 1979 al 17 de marzo de 1983 en la Dirección General de Investigaciones de La Plata, y desde el 16 de marzo de 1983 al 31 de mayo de 1985 en la Unidad Regional Junín; y desde ese cargo cometió delitos de lesa humanidad”.
Von Wernich está cumpliendo una condena, a la que ya se negaron todas las vías recursivas, por haber “participado durante la última dictadura cívico-militar de lo que hoy se conoce en nuestro país como “circuito Camps”, integrado por los centros clandestinos de detención, tortura y exterminio dependientes de la jefatura de la Policía de la Provincia de Buenos Aires que se encontraban en el Área Operacional 113. El Tribunal Oral en lo Criminal y Correccional Federal N° 1 de La Plata condenó a Von Wernich en la causa 2506/07 a la pena de reclusión perpetua e inhabilitación absoluta perpetua por los delitos de privación ilegal de la libertad, aplicación de tormentos y homicidio cometidos contra 41 víctimas”.
Durante los diversos juicios contra el ex capellán militar, varios sobrevivientes del “circuito Camps” declararon que habían sido torturados por Von Wernich, “quien eufemísticamente afirmaba – dice la carta dirigida al Papa – que como clérigo buscaba brindarles consuelo y redimirlos, cuando en realidad los torturaba psicológicamente y buscaba obtener información que sirviera a la continuidad de la maquinaria represiva. Incluso, bautizó a una niña que nació durante el cautiverio de su madre en la Brigada de Investigaciones de La Plata. Asimismo, muchos familiares afirmaron en sus testimonios que Von Wernich utilizaba su posición de capellán para manipularlos y evitar que realizaran denuncias en relación con la desaparición forzada de sus seres queridos. También se ha comprobado judicialmente que pidió dinero a familiares para el supuesto viaje al exterior de siete secuestrados que aún permanecen desaparecidos. Von Wernich usó su posición dentro de la Iglesia Católica para vulnerar la vida, la integridad física y la libertad de personas en situación de extrema vulnerabilidad, y procuró garantizar la impunidad de los responsables de los más graves crímenes”.
La carta enviada al Papa Francisco observa finalmente que Christian Von Vernich “continúa siendo clérigo y hasta ha celebrado misa y dado la comunión a otros condenados por crímenes de lesa humanidad que comparten prisión con él en la Unidad Penitenciaria de Marcos Paz. Lejos de arrepentirse de sus crímenes, los ha reivindicado públicamente y sostiene hasta hoy el silencio en relación al destino de sus víctimas, a las que sus familiares continúan buscando desde hace más de 40 años, como también a los niños y niñas nacidos en cautiverio, jóvenes que continúan apropiados”.
La acusación enviada a Roma diez años después de la condena a Von Vernich considera “inadmisible que una persona que ha cometido los crímenes más aberrantes, y que ha sido condenada en todas las instancias judiciales del país, continúe teniendo potestad sobre los fieles y formando parte del culto católico”. Por esa razón se solicita que se declare la reducción al estado laical de Von Vernich.