Pablo VI fue siempre un Papa muy querido, respetado y escuchado en América Latina. Incluso sus “enemigos” más feroces, principalmente en las filas de los católicos brasileños y argentinos tradicionalistas – los militantes de todas las asociaciones en defensa de la “patria, propiedad, tradición y familia” -, adversarios jurados del Concilio Ecuménico Vaticano II, mantuvieron respecto del Papa Montini un cierto temor reverencial. Hace medio siglo, el emergente disenso católico “progresista” también nutrió por Pablo VI afecto y respeto.
Giovanni Battista Montini era considerado por todos como un pastor intelectual de notable espesor y un Pontífice valiente, transparente y confiable. Y lo decían incluso cuando se expresaban críticas a su pontificado, como las vistosas y recurrentes referidas a la encíclica Humanae Vitae que hace pocos días “cumplió” 50 años.
La decisión, inesperada, de viajar a Colombia para inaugurar los trabajos de la Segunda Conferencia General del Episcopado Latinoamericano, organizada y coordinada por el CELAM, tuvo un impacto muy grande y durante días hubo muchos que parecían “incrédulos” sobre el anuncio amplificado por Radio Vaticana. “¡El Papa en América Latina!”, decían, expresando desconcierto y sorpresa.
El Papa Pablo VI ya había empezado a dar señales de que el Sucesor de Pedro podía y debía salir de su sede, el Vaticano. Sin embargo, para los latinoamericanos, recibir una visita del Papa era pura fantasía. Antes de América Latina, Pablo VI ya había viajado a otros continentes y países: Tierra Santa (1964), India-Bombay (1964), New York-Naciones Unidas (1965), Portugal-Fátima (1967), Turquía: Estambul, Éfeso y Esmirna (1967). La de Colombia fue la VI peregrinación internacional de Pablo VI. Antes de morir realizó otras tres: Suiza-Ginebra (1969), Uganda (1969) y Asia Oriental, Oceanía y Australia (1970): Irán, Filipinas, Samoa, Australia, Indonesia, Hong Kong y Ceylán (hoy Sri Lanka). Los medios de información de aquella época todavía eran muy atrasados tecnológicamente. La televisión era un recurso limitado, precario y circunscripto a ciertas áreas geográficas. Los grandes vectores para las comunicaciones sociales eran dos: los diarios y sobre todo la radio. De hecho, la Visita del Papa Montini sigue siendo hasta hoy uno de los momentos más relevantes de la radiofonía en América Latina. En este contexto las radios católicas, que eran cientos desde Estados Unidos hasta Chile, tuvieron un rol de primera línea en el relato inmediato de la visita del Papa a la ciudad de Bogotá. Las crónicas recuerdan solo tres momentos de tal envergadura: la muerte de Pio XII y las de Juan XXIII y John F. Kennedy (1963), en junio y noviembre respectivamente.
Con Pablo VI América Latina abrió una especial y singular historia en su relación con el Papado. Once años después de la visita del Papa Montini llegó a la región otro Pontífice: Juan Pablo II, quien visitó Bahamas, República Dominicana y México, donde inauguró la Tercera Conferencia General del Episcopado Latinoamericano en Santa María de Puebla. Después el Papa Wojtyla volvió a República Dominicana para inaugurar la Cuarte Conferencia. En 2007 fue la visita de Benedicto XVI, el tercer Pontífice que estuvo en América Latina para inaugurar la Quinta Conferencia en Aparecida (Brasil). Y, como es sabido, el cuarto Sucesor de Pedro que visitó los pueblos e iglesias de América Latina fue u n Papa latinoamericano, argentino, Francisco, Jorge Mario Bergoglio. El escenario de este encuentro, impensable pocos meses antes, fue la ciudad de Río de Janeiro, en el mejor marco que nadie hubiera podido imaginar: la Jornada Mundial de la Juventud. Estos cuatro Papas realizaron en total 27 peregrinaciones a la región Latinoamericana, desde el Río Grande hasta la Patagonia (Pablo VI – 1 Visita; Juan Pablo II – 17; Benedicto XVI – 3 y Francisco – 6). Los viajes papales abrieron una página nueva en las relaciones entre los pueblos latinoamericanos y el Vicario de Cristo, Obispo de Roma, y eso fue cambiando gradualmente, para bien, el conocimiento y la percepción recíprocas, aunque todavía queda mucho por hacer. En línea con el proceso que comenzó hace 50 años el Papa Montini, hoy el pontificado de Francisco está estimulando y facilitando una lectura de la historia de estos pueblos y de estas iglesias más verdadera, menos cargada de clichés y estereotipos, menos contaminada por prejuicios y enfoques unilaterales.
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HACE 50 AÑOS LLEGÓ POR PRIMERA VEZ UN PAPA A AMÉRICA LATINA. Pablo VI inauguró la histórica Conferencia de Medellín mientras los soviéticos invadían Checoslovaquia