Mientras la situación de Venezuela sigue deteriorándose – si es que eso resulta posible – cavando un pozo cada vez más hondo bajo los pies de Maduro, la oposición a su gobierno no capitaliza el descontento, sino que más bien migra de sus filas hacia posiciones más resignadas o radicales. Es una de las primeras conclusiones que se desprenden del estudio de opinión realizado por Hercon Consultores entre el 28 de junio y el 8 de julio. Este sondeo telefónico a 1000 personas registra que el 16,3% de los entrevistados ha confesado que siente simpatía por el presidente Nicolás Maduro, el 31% se identifica con la Mesa de Unidad Democrática (MUD) y el Frente Amplio, pero el 43% se ha ubicado en una zona gris denominada Ni Ni. Solo un 8,7% se abstuvo o no supo qué responder.
La encuesta demuestra hasta qué punto pesan en la opinión pública venezolana las divisiones internas en el frente opositor y los ataques entre los principales dirigentes de los partidos que lo conforman. “El gobierno dividió a la oposición y los Ni-Ni perciben que necesitan nuevas opciones. Hay una migración incontrolada, movida por la crisis económica y política”, afirmó Marcos Hernández, CEO de la encuestadora.
La oposición no sale bien parada ni siquiera cuando se pregunta a los entrevistados si la misma está trabajando por el bienestar del país. El 50,4% respondió que no; el 40,5% contestó afirmativamente y el 9% no respondió o no sabía qué respuesta dar. El 60% de los entrevistados no cree que los líderes de la oposición y sus partidos trabajen unidos para el cambio en Venezuela, mientras el 35% cree que sí y el 4,2% no sabe qué responder o no quiere hacerlo.
Más allá de los porcentajes, e intentando dar un significado a la percepción de la gente que manifiestan un rechazo, Marcos Hernández comentó que la oposición está huérfana y buscando un liderazgo. “También está incrédula y siente que los líderes actuales y la MUD no están trabajando para un cambio inmediato ni hacen propuestas. Están desunidos, cada quien por su lado, enfocados más en lo económico que en lo político. En fin, los ve desdibujados”. Hernández interpreta que el desplazamiento de los venezolanos opositores al régimen de Maduro hacia los Ni-Ni es un gesto de rebeldía. “Dentro del concepto de una crisis más aguda, la sociedad se siente muy insatisfecha con los partidos y líderes políticos. Hace falta algo más, y ese algo es la unidad. Esa unidad es la que va a permitir encauzar un país y, por supuesto, hay que resolver la salida de Nicolás Maduro para solventar la crisis económica que agobia a todos los venezolanos sin distingos políticos”.
Un dato que destacan los encuestadores es que desde el último semestre de 2017 hasta hoy la credibilidad de la oposición ha estado muy baja. “Sus niveles son similares o inferiores a los de Maduro, pero él no tiene posibilidad de subir ese techo. Si la gente ve posibilidad de un cambio, entre 60% y 65% iría a votar. Así ocurrió en las elecciones parlamentarias de 2015. Algunos irían a votar porque están enamorados de la oposición y otros porque quieren salir de Maduro”. El descreimiento no solo empujó a los venezolanos a buscar nuevos liderazgos, porque se rebelan contra los líderes y partidos tradicionales y no tradicionales, “están a la espera de que surjan nuevos nombres con una propuesta que pueda trascender”.