A Evo Morales le gusta mirar desde lo alto la capital de su país, Bolivia. Entonces decidió separar la residencia presidencial de la oficina donde desarrollará lo que resta de su mandato – salvo que haya reelecciones – y su esforzado trabajo como presidente de los bolivianos. Solo que las cuentas no cierran, por lo menos para el periódico on line de La Paz, Página Siete, que en uno de sus últimos artículos publica las fotografías y los planos de la nueva vivienda del mandatario indio. “La suite presidencial ubicada en el nuevo Palacio de Gobierno – se lee en el reportaje del periódico web – tiene una dimensión de 1.068 metros cuadrados e incluye sauna, jacuzzi y sala de masajes”. Según los planos que también presenta Página Siete, la futura suite presidencial ocupa la totalidad del piso 24 del nuevo edificio que el presidente Evo Morales ordenó construir y cuenta con el dormitorio del Presidente, vestidor, baño, recibidor y dos accesos directos para ascensores. Tiene también una sala de estar, una sala de lectura, un comedor, una sala de masajes, un sauna, un área de actividad física (gimnasio), tres habitaciones para la seguridad y personal de apoyo, además de una cocina y un escritorio. Los siete ascensores del edificio tienen acceso a la suite. La revista compara polémicamente las viviendas sociales de 61 metros cuadrados construidas por el gobierno para las familias bolivianas con la nueva residencia de trabajo del presidente, concluyendo que la suite de Morales equivale a 17 unidades populares.
“Demasiado lujo” acusa el nuevo cardenal de Bolivia recién creado por el Papa, Toribio Ticona, que antes de ordenarse sacerdote fue minero y lustrabotas. Pocas palabras que provocaron una airada reacción en el gobierno de Morales. El Movimiento al socialismo (MAS), que lo apoya desde los comienzos, defiende al presidente a capa y espada: “Tiene derecho a tener un ambiente exclusivo de descanso para tomar un respiro de su apretada agenda. El hecho de ser indígena, campesino, el hecho de tener una esencia tan humilde, no quiere decir que uno no tenga derecho a tener una ducha, un sauna, un lugar de descanso”, aseveró el legislador David Ramos. Más aún, llegó a afirmar que Morales es “el único presidente” que trabaja “incontables horas”, desde el amanecer hasta pasada la medianoche, y por ello debe tener un área exclusiva de descanso.
Más allá de las discusiones, la construcción sigue su curso. El edificio – informa Página Siete – costó hasta el momento 42 millones de dólares, pero la cifra oficial final sobre el costo de la construcción y equipamiento todavía no ha sido divulgada. El piso 25 de la torre contará con un helipuerto y Morales tendrá acceso directo al mismo. Las oficinas presidenciales estarán ubicadas dos pisos más abajo y también ocupan la planta completa distribuida en dos oficinas para uso del Presidente, tres salas de reuniones, sala de espera y zona de secretarias, además de cocina y accesos a los mismos siete ascensores que tiene todo el edificio. El despacho también tiene un “estar íntimo”.
La sala de gabinete, ubicada en el piso 13, cuando esté terminada contará con una gran sala central de más de 120 metros cuadrados y una mesa circular de 41 metros cuadrados. En el piso 9 estará el comedor, con capacidad para atender a 232 personas sentadas. El edificio también tiene un gran hall, pasillos con pantallas digitales, salas para conferencias de prensa, espacios de coordinación con dirigentes sociales y otros. Aproximadamente 4,8 millones de dólares han sido destinados al equipamiento del edificio: alfombras, lámparas, cámaras, sistemas de seguridad, etc, que según un decreto supremo pueden ser contratados de manera directa, sin licitación. El 35% de los materiales de construcción usados en el edificio fueron importados de varios países, entre otros, China, EEUU y Alemania.