Mañana comienza en el Vaticano la asamblea general de los obispos italianos. El tema será la comunicación. Cada vez que en los ambientes católicos se plantea este tema vuelvo a recordar las palabras de Malcolm Muggeridge, periodista de la BBC que fue el primero, en los años ’60, que llevó a la pantalla chica el rostro de Madre Teresa y la experiencia de las misioneras de la caridad. Siendo agnóstico, el periodista terminó convirtiéndose al cristianismo en la década del 80.
En su libro Something beatiful for God (“Algo hermoso para Dios”) recuerda la primera entrevista que le hizo en Londres a la religiosa, que todavía era una desconocida para el gran público. “Estaba muy nerviosa delante de las cámaras y no hablaba con naturalidad”. Fue una entrevista técnicamente apenas presentable. Sin embargo – cuenta Muggeridge – conmovió a los telespectadores ingleses “como nunca lo había hecho ningún apologista cristiano profesional”.
Se discute hasta el infinito – comenta el periodista – “sobre cómo usar los medios de comunicación social con fines cristianos y se intentan todo tipo de estratagemas”. Pero aquí estaba la respuesta. “Es suficiente proyectar sencillamente en la pantalla un rostro luminoso y desbordante de amor cristiano”. El encuadre o las luces del estudio dejan de tener importancia. El mensaje – termina diciendo Muggeridge – era “el mismo que se escuchó por primera vez en el mundo hace dos mil años. Como lo demostraba Madre Teresa, no había perdido sentido ni atractivo”.
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