En una carta reciente el Papa Emérito Benedicto XVI se refiere al Papa Francisco en términos de una “continuidad interior entre los dos pontificados, incluso con todas las diferencias de estilo y temperamento”. La estabilidad que debería resultar de tal declaración se ha perdido temporalmente por una polémica que ha surgido alrededor de la manera en que la carta del Papa Emérito fue publicada por el Vaticano, pero se puede recuperar examinando la evidencia de tal “continuidad” y uno de los puntos de convergencia podría ser el Beato Óscar Romero.
Hace pocos días el Arzobispo Vincenzo Paglia, Postulador de la Causa de Romero, recordó en una entrevista que fue Benedicto XVI quien ordenó el desbloqueo de la causa, en diciembre de 2012, varios meses antes de la acción del Papa Francisco para agilizar la causa, que resultó más o menos una ratificación de la decisión del Papa Ratzinger, cuya renuncia en febrero 2013 había suspendido el descongelamiento. Después en un tuit Paglia amplió, “Tanto Benedicto como Francisco, como cardenales y como papas, siguieron los temas de cerca. Siendo papa, Benedicto pudo remover obstáculos persistentes y no canónicos. Como papa, Francisco ha asegurado que lo canónico proceda en cumplimiento pleno y puntual con el derecho canónico”.
El desbloqueo inicial por parte de Benedicto ya se había dado a conocer; inclusive se publicó por primera vez en este blog. La entrevista nueva al Arzobispo Paglia revela la energía con que Benedicto habló sobre el caso. Según Paglia, el entonces Papa le dijo, “hay que desbloquearla. Baje inmediatamente, vaya a ver al prefecto de la Congregación y dígale que el Papa pide que sea desbloqueada y después lo escribiré yo mismo”. Las palabras de Benedicto contienen la misma urgencia que las declaraciones de Francisco en 2014: “ahora los postuladores tienen que ponerse en marcha porque ya no hay impedimentos… Es muy importante que lo hagan con rapidez”.
La continuidad entre los pontificados también se evidencia en las personas que han llevado la Causa Romero, empezando con el mismo Vincenzo Paglia, nombrado en la Curia Romana y elevado a arzobispo por Benedicto XVI en el 2011 y retenido por Francisco como uno de sus asesores. También el Cardenal Angelo Amato, nombrado Prefecto de las Congregación para las Causas de los Santos por Benedicto en el 2008, ha sido retenido en ese cargo por Francisco, aunque con sus 79 años ya ha excedido los acostumbrados 75 años para la jubilación.
Esta semana hemos visto otro personaje clave en la santificación de Romero que actúa como puente entre los dos pontificados. El 22 de febrero del 2013, en uno de sus últimos nombramientos, Benedicto nombro al Arzobispo Léon Kalenga como Nuncio Apostólico (embajador del Vaticano) para El Salvador. El clérigo ha jugado un papel sumamente clave para impulsar la causa como prioridad en la Iglesia Salvadoreña. Ahora el Papa Francisco lo ha premiado con un nombramiento eminentemente personal: haciéndolo su representante para la tierra natal del Pontífice, Nuncio en Argentina.
Desde la declaración en una conferencia de prensa durante un vuelo papal en mayo del 2008 por Benedicto de que “no dudaba” que Romero mereciera la beatificación, hasta el decreto de Francisco haciéndolo realidad, podemos trazar una línea de continuidad entre los dos pontificados a través de la figura del pronto-a-ser-santo Óscar Romero.
*Director del blog Supermartyrio