Son muchos los que lo conocen, en todo el mundo, sobre todo en América Latina y en España; son muchos, sobre todo pobres y descartados, los que se encontraron con él, son muchos los que en Brasil enjugaron sus lágrimas entre sus manos. Todos ellos, hoy, en el día de su 90º cumpleaños, pueden levantar los ojos al cielo para agradecer al Señor por el regalo de un pastor fuera de lo común: monseñor Pedro Casaldáliga.
Obviamente no todos han amado y admirado a dom Pedro. Junto con tantos amigos tuvo también no pocos enemigos, especialmente entre los “justos y perfectos”, los que se refugiaron en un cristianismo personal, hecho a medida, para evitar así abrazar el mensaje integral del Evangelio y el ejemplo auténtico de Jesús.
Dom Pedro fue duramente atacado recurriendo a críticas insensatas, privadas/despojadas de cualquier contexto eclesial y pastoral, que solo se proponían ofender y subrayar una presunta peligrosidad política: subversivo, comunista, progresista, pauperista, etc., etc. Son expresiones que seguimos escuchando en estos días dirigidas a otros obispos, incluso el de Roma.
Nos parece oportuno recordar que hace unos años, ante las reiteradas críticas que se le hacían a monseñor Casaldáliga, el Papa Pablo VI exclamó: «¡Tocar al obispo de São Felix do Araguaia es lo mismo que tocar al Papa!».
En estos días algunos sitios españoles reproducen los pensamientos de dom Pedro, quien es también un fino poeta, respecto de sus 90 años: «A mi edad todo está dentro de una oración. Hoy, ya jubilado, contemplo la vida relativizando lo que es relativo, en mí, en la sociedad y en la Iglesia, y absolutizando lo que es absoluto: Dios y la humanidad. Contemplo también el camino recorrido con arrepentimiento por ciertos disparates cometidos y por ciertas infidelidades, y miro ese querido planeta de los hijos e hijas de Dios con una apesadumbrada ternura por todo lo que hay de sufrimiento y de búsqueda, a veces enloquecida. Ahora empleo mis días ‘viviendo’, es decir, ‘conviviendo’, que no es poco: Rezo, duermo, leo, escribo, como, respondo cartas, atiendo visitas… Y espero».
Feliz cumpleaños querido dom Pedro; en un día como este queremos recordarte con una de tus reflexiones más bellas y verdaderas: “Solo viviendo la noche oscura de los pobres se puede vivir el Día de Dios. Las estrellas solo se ven de noche”.