Hace más de un año que Brasilia está sometida al racionamiento del agua, pero el problema de los reservorios no es exclusivo de los sistemas que abastecen a la capital brasileña. En efecto, desde hace dos años la mayor ciudad del país, San Pablo, también enfrenta una seria crisis debido a que la principal fuente de abastecimiento de la región metropolitana, el Sistema Cantareira, tiene menos del 10% de su capacidad ocupada. En el Noreste hay varios estados que padecen la escasez de agua desde hace años. En 2017 algunas comunidades de los estados de Cereará y Bahía salieron a protestar por las calles para defender la prioridad del abastecimiento de agua a la población. Y todo esto ocurre en un país que tiene la oferta hídrica individual más alta del mundo.
Para resolver este problema los especialistas apuntan a dos frentes: la concientización de las personas en el uso del agua y una atención especial, de parte de los políticos, al tema del tratamiento de las aguas servidas. Para el director ejecutivo de gestión de la Agência Nacional de Águas (ANA), Ricardo Andrade, es urgente llamar la atención del ciudadano común. “Siempre hemos tenido la sensación de que nosotros tenemos mucha agua, que ésta nunca se va a terminar y que no tenemos que preocuparnos por ella. Y eso no es verdad. Tenemos agua, sí, pero donde hay agua, no hay gente, y donde hay gente, no hay agua”, afirma. Es más, cuando el agua llega a las personas, muchas veces no está bien tratada, está contaminada y también se la desperdicia. El informe de 2017 de la ANA demuestra que cada 100 litros de agua producidos en Brasil, se desperdicia un promedio de 37 litros. En algunas ciudades ese porcentaje llega al 50 por ciento. Por eso, sigue diciendo Andrade, es necesario hacer que el tema del agua se convierta en un tema cotidiano para las personas. “Sobre todo del ciudadano común, que cree que el agua nace en el grifo, que para tener agua limpia solo hace falta tener un grifo limpio, que no es consciente de la importancia de cuidar bien el agua”. Paulo Salles, director-presidente de la Agência Reguladora de Águas, Energia e Saneamento do Distrito Federal (Adasa), destaca otro punto: la sociedad tiene que estar preparada para vivir con menos agua. Esto implica, desde el punto de vista tecnológico, apostar a técnicas de reciclaje. “Es un proceso educativo que ya ha empezado y creo que estos momentos de dificultad que estamos viviendo estimulan nuestro compromiso en el sentido de cambiar esa cultura y seguir educando a la población”, dice Salles.
Ricardo Andrade, por su parte, considera que la solución del problema no solo pasa por la sociedad, sino que es necesario aumentar el financiamiento destinado a ese tema, sumado a una buena gestión de parte del estado en del saneamiento básico de las aguas servidas. Los datos de la ANA muestran que Brasil está atrasado en ese aspecto: actualmente, solo el 50% de las agua servidas se recolecta y, de estas, solo el 40% se trata. “No sirve de nada tener una buena oferta de agua si no se depuran las aguas servidas, porque la cantidad de agua que hay para ofrecer pierde calidad. Entonces pasa a ser un problema de cantidad, no por falta de agua sino por falta de calidad”, explica. Además, Paulo Salles, de ADASA, sostiene que el Estado debería buscar o patrocinar empresas que busquen otras fuentes de abastecimiento, como la desalinización del agua de mar en las ciudades de la costa, sobre todo en el norte del país.
Congreso. Los problemas y las soluciones relacionados con el agua en Brasil y en muchas otras regiones del planeta serán tema de profundización y debate en el octavo Foro mundial del Agua, que se llevará a cabo en marzo en Brasilia. El congreso, que se realiza cada tres años, es considerado una de las sedes de debate sobre el tema más importantes en el ámbito mundial y, por primera vez tendrá lugar en un país del hemisferio sur. Cerca de 60 jefes de Estado y 40.000 personas de más de 170 países ya confirmaron su asistencia – entre ellos políticos y representantes de la sociedad civil, de empresas públicas y privadas, y de organizaciones no gubernamentales. En la programación están previstos más de 200 debates y actividades educativas, informativas y culturales. Las startups que trabajan en temas relacionados con el agua también podrán inscribirse y presentar sus proyectos e ideas creativas y sostenibles para resolver problemas en el ámbito de la industria, de las ciudades y de la agricultura. En esa oportunidad serán seleccionadas diez propuestas y las startups ganadoras recibirán un premio en dinero así como la ayuda exclusiva de especialistas e inversores. “Tenemos que usar los recursos, como el agua, de una manera más eficiente y tratar de reducir los impactos negativos para el medio ambiente. Eso solo resulta posible con ideas que salgan de los esquemas y que ofrezcan soluciones realmente innovadoras, tanto para los productos como en los procesos”, concluye Ricardo Andrade.