No es que a Borges le importara demasiado el Premio Nobel, eso se sabe por más de una confidencia, pero el misterio de por qué nunca recibió el mayor reconocimiento literario en plaza, nunca se aclaró completamente. Ahora la Academia sueca, que desde 1901 selecciona al escritor top, ha desclasificado sus viejos archivos y se puede empezar a entender la razón de ese obstinado ostracismo.
Parece que 1967 fue el año que el autor de Aleph estuvo más cerca de la medalla, pero entre los 70 nominados los jurados eligieron finalmente al guatemalteco Miguel Ángel Asturias. La razón, en aquel momento, la revela el diario sueco Svenska Dagbladet que tuvo acceso a los documentos de la Academia que se mantuvieron en secreto durante más de cincuenta años. El presidente del comité del premio, Anders Osterling, en esa oportunidad rechazó al argentino con un argumento fulminante: “Es demasiado exclusivo o artificial en su ingenioso arte en miniatura”.
Hasta su muerte ocurrida en 1986, el nombre de Borges siempre estuvo presente en las listas de candidatos al Nobel, pero nunca fue reconocido. El eterno candidato parecía deliberadamente mantenido en el umbral por un paso en falso que dio en 1976, cuando en plena dictadura chilena fue a visitar al general Augusto Pinochet, sobre el cual hizo también apreciaciones positivas. Siempre se pensó que esta era la imperdonable blasfemia que los jueces de Oslo nunca pudieron perdonarle.
Otro tropiezo de esa misma época fue la crítica que formuló el escritor argentino al trabajo del poeta sueco Artur Lundkvist, quien posteriormente fue nombrado secretario permanente de la Academia. Precisamente Lundkvist, experto en literatura latinoamericana, era el principal responsable de la difusión de la obra de Borges en Suecia y fue él quien confirmó en una entrevista que la razón era fundamentalmente política. “La sociedad sueca no puede premiar a alguien con esos antecedentes (por la visita a Pinochet)”, sentenció Lundkvist. María Kodama, viuda del escritor, declaró en 2016 que “todo el mundo sabe que es una cuestión política”. Y aclaró que Borges “no fue invitado por Pinochet, sino por la Universidad de Chile”. “La gente es muy perversa, porque cuando un hombre como él recibe un doctorado, es el protocolo que vaya el presidente del país”.