El de Nuestra Señora de Guadalupe en México sigue siendo el santuario más visitado por los peregrinos latinoamericanos, aunque el santuario de Aparecida, entre San Pablo y Río de Janeiro, en Brasil, está creciendo en cuanto al número de visitas anuales. La comparación, por supuesto, se hace estimativamente, porque en ambos casos los números tienen seis ceros y resultan prácticamente incontrolables, pero la tendencia general, según observadores especializados, todavía favorece a la patrona de América.
Guadalupe es también el santuario con mayor número de peregrinos del mundo, solo superado por la basílica de San Pedro. Cada año, dicen las fuentes locales, cerca de 20 millones de peregrinos visitan a la Morenita, de los cuales 8 millones aproximadamente lo hacen durante los días previos y siguientes al 12 de diciembre, cuando se conmemora la aparición, en 1531, en el cerro del Tepeyac al norte de Ciudad de México, a Juan Diego Cuauhtlatoatzin, un azteca convertido al cristianismo y actualmente reconocido como santo.
En el otro extremo del continente, Brasil, Nuestra Señora de Aparecida moviliza multitudes no mucho menores. Este año se celebraron los 300 años de la aparición de la Patrona de Brasil y fuentes del santuario calculan que unos 7 millones de peregrinos llegaron antes del día festivo y el número total al cierre de 2017 fue de 13 millones. Un récord, señala el rector del santuario João Batista de Almeida, “que nunca se había alcanzado antes en la historia del templo”.
La mayor parte de los visitantes se concentra en el gran santuario, que en este sentido efectivamente no tiene comparación, porque cuenta con 143 mil metros cuadrados de área construida y un templo que puede contener 30 mil personas, con seis capillas y varios museos.