Los laureles para el país con mejor performance económica en 2017 le corresponden a Panamá, el Panamá que por primera vez en su historia se clasifica para un mundial de fútbol, el Panamá que en enero de 2019 hospedará la Jornada Mundial de la Juventud. El récord del peor resultado le corresponde en cambio a Venezuela, que debió abandonar prematuramente el mundial de fútbol en la ronda de clasificación. Entre los dos extremos, según el informe anual que realiza la prestigiosa Comisión que estudia la evolución de las economías del continente, la CEPAL, se ubica el largo rosario de países latinoamericanos.
En el panorama preliminar de las economías de América Latina y el Caribe publicado en diciembre por la CEPAL, la estrella indiscutida, en efecto, es América Central. El informe de la Organización de las Naciones Unidas evalúa el crecimiento del producto bruto interno (PBI) de todos los países de la región en 2017. Vale decir, cuánto ha crecido la riqueza nacional durante el año que se analiza. Entre los cinco primeros países hay tres centroamericanos: Panamá con el 5,3 por ciento de incremento del PBI; República Dominicana y Nicaragua con el mismo porcentaje del 4,9%; y por último Paraguay con un 4% de aumento y Honduras con un 3,9 por ciento.
La primera consideración que se impone es que el color político de los países que entran entre los cinco mejores es completamente diferente, y va desde el gobierno de izquierda de Nicaragua, con el sandinista Daniel Ortega a la cabeza desde hace más de una década, hasta el cuestionado gobierno conservador de derecha de Juan Orlando Hernández en Honduras. La segunda evidencia es que en términos generales América Central y República Dominicana crecieron casi tres veces respecto al ritmo del resto de América Latina. La organización que elabora estadísticas económicas de América Latina atribuye los buenos resultados de América Central al aumento de la demanda interna de inversiones y consumos, apoyada a su vez por un descenso de la inflación, el incremento de los envíos familiares de los emigrantes, bajas tasas de interés para los préstamos y el aumento de los salarios.
En la otra orilla se sitúan los países que han sufrido una disminución del crecimiento de sus respectivas economías, con situaciones muy distintas entre sí. El informe de la Comisión Económica para América Latina señala que el PBI venezolano bajó un 9,5% en 2017. En otras palabras, aproximadamente un décimo de la riqueza nacional se ha literalmente quemado en un año. El informe anual de la CEPAL muestra un país en el camino de la hiperinflación y con tasas alarmantes de deterioro de los indicadores sociales.
El resto de las naciones latinoamericanas que se encuentran en el centro del tablero comparten un año que no ha sido ni desastroso ni especialmente bueno en términos de generación de riqueza. Han mantenido el nivel sin avanzar ni retroceder demasiado.
Los cinco países que la CEPAL ubica en la parte inferior de la escala han sufrido una disminución del crecimiento, no un crecimiento negativo como Venezuela en 2017. Es el caso de Cuba, que aumentó su PBI apenas un 0,5%, Brasil, cuyo aumento fue del 0,9%, Ecuador con el 1% y Haití con el 1,3 por ciento.