Hay laicos devotos incluso en el gobierno sandinista de Nicaragua. Por eso quieren que las festividades marianas de la Purísima Concepción de María y todas las tradiciones populares relacionadas con ellas sean declaradas Patrimonio Histórico y Cultural de la Nación. A marcha redoblada el gobierno de Daniel Ortega envió al Parlamento – para ser aprobado el 5 de diciembre – un proyecto de ley en este sentido nada menos que con trámite de urgencia. Pero no resulta tan fácil, porque precisamente quienes supuestamente serían los primeros beneficiarios de la iniciativa son los que más la desaprueban. Monseñor Silvio Fonseca, vicario de Familia, Vida e Infancia de la Arquidiócesis de Managua, considera que es motivo de “tristeza que una tradición religiosa se reduzca a una expresión de cultura”, porque afirma que de esa manera “se le quita todo el sentido de fe, de religión y moral”.
Se acercan las festividades religiosas más populares de Nicaragua y el Novenario de la Purísima del 7 de diciembre es la más grande de todas. El gobierno está tan apurado por que se apruebe la ley y poner su sello a las movilizaciones religiosas navideñas que ni siquiera ha consultado a la Conferencia Episcopal de Nicaragua sobre sus propósitos de incluir oficialmente la advocación nacional de la Virgen como tradición cultural del país. “Lo que se declara patrimonio cultural es la costumbre del pueblo no la Virgen” se defiende Wilfredo Navarro, diputado sandinista y Segundo Secretario de la Asamblea Nacional. “No hay el ánimo de entrar en un debate con la Iglesia” asegura, y afirma que está disponible para tratar el tema con los obispos de su país.
Sin embargo, la Iglesia tiene una posición muy definida. Monseñor Fonseca insiste en que declarar patrimonio cultural una festividad mariana tan popular en Nicaragua es “desarraigarla de su profundidad religiosa”. “Como cultura entraría como cualquier otra cosa, como un folklor, como un edificio, una danza, una comida” insiste. “En la religión estamos hablando de lo divino, de las cosas de Dios. Hay que ser muy cuidadosos en distinguir esos conceptos”, y aclara: “Es cierto que van unidos, pero la religión es sobrenatural”.