Sobrevivir a sí mismos por el bien del pueblo. Es la filosofía de las reelecciones latinoamericanas, que con pocas excepciones mantiene atados al sillón presidencial de un buen número de países a jefes de estado que ya cumplieron los dos mandatos – y más en algunos casos – permitidos por las constituciones nacionales. Evo Morales, presidente de Bolivia desde 2006, dejó de tener dudas en un terreno que no le era precisamente favorable. La Iglesia de su país, por ejemplo, manifestó con toda claridad que no ve con buenos ojos una cuarta reelección. Distinta es la opinión del Tribunal Constitucional Plurinacional (TCP), que esta semana declaró que sí puede, invocando los tratados internacionales por encima de los locales e imponiendo la interpretación de que el Pacto de San José de Costa Rica, al que adhiere Bolivia, considera inconstitucional la limitación de eventuales recandidaturas. Exactamente lo que esperaba Evo Morales para presentarse nuevamente el año que viene
Le sigue de cerca el presidente Nicolás Maduro, sucesor de Hugo Chávez desde 2013, quien ante las duras críticas internas y el aislamiento internacional ha decidido a su vez doblar la apuesta y volverá a presentar su candidatura a la presidencia de Venezuela en las elecciones de 2018.