Los peregrinos que visiten Panamá en 2019 para participar en la Jornada Mundial de la Juventud convocada por el Papa Francisco podrán ver el monumental canal ampliado en 2016 y, tal vez, alguna maqueta de la futura ampliación de la que se está hablando para 2025. Pero lo que ya está a la vista les dejará estupefactos, porque se trata de una de las más complejas e imponentes obras de ingeniería que se hayan construido en la historia de la humanidad. Por esta vena yugular del continente latinoamericano, de 80 kilómetros de longitud que corta el istmo pasa el cinco por ciento del comercio marítimo mundial.
Desde que se inauguró la tercera serie de esclusas el 26 de junio del año pasado, pueden cruzar naves que transportan hasta 14.000 contenedores, triplicando la capacidad anterior. Sin embargo, a un año de la ampliación “la mercancía se está moviendo en buques mucho más grandes de lo que se esperaba”, reconoció el administrador de la Autoridad del Canal, Jorge Luis Quijano. El funcionario explicó que las previsiones suponían que en los primeros meses de expansión de la vía marítima transoceánica pasaran naves de 7.000 a 9.000 contenedores, pero ese objetivo ya ha sido superado con un promedio de 10.000 contenedores por nave. Pocas semanas atrás un buque francés con capacidad de 13.926 contenedores, batió el récord de carga pasada por el Canal, inaugurado en 1914 por Estados Unidos. Los barcos de 14.000 contenedores (con una longitud equivalente a tres canchas de fútbol) es la capacidad máxima que puede transitar la arteria marítima, cuyos principales usuarios son Estados Unidos y China y cuya ruta principal va de Asia (China, Japón y Corea del Sur) a la costa oriental de Estados Unidos.
En este momento, un pequeño grupo de expertos ya está trabajando en los complejos estudios técnicos sobre la factibilidad de la futura ampliación. “Cada día el mundo se conecta más y la ruta marítima es la de menos costo y la menos contaminante, por tal razón nuestra ruta coge más vigencia” y por eso habrá “mayor demanda en el Canal de Panamá”, declaró al respecto Jorge Luis Quijano. Entre el 1º de octubre de 2016 y el 30 de septiembre de 2017, la Autoridad del Canal de Panamá estima que pasaron cerca de 391 millones de toneladas de mercaderías, frente a los 330 millones del año fiscal anterior; “más de lo que esperábamos”, comentó Quijano, “con un 12,5 por ciento más de ganancias que el año anterior”. La performance positiva se explica en parte por las variaciones de los gases, especialmente el gas natural licuado, que no transitaba por el canal de Panamá antes de la ampliación de 2016 porque esos buques no podían cruzarlo. Tampoco el reciente viraje diplomático de Panamá, que rompió relaciones diplomáticas con Taiwán para entablarlas con China continental, tendrá impacto negativo en el tránsito del Canal interoceánico, según Quijano. El funcionario cita en cambio futuros proyectos de desarrollo que podrían atraer al gigante asiático, el segundo usuario más importante después de Estados Unidos, que en un futuro no lejano podría incluso superarlo.