Parece ser que a uno de los países más pequeños de América del Sur le corresponde un doble primado: es el primero que tuvo sufragio universal (1917, excluyendo a las mujeres) y el primero que reconoció también a las mujeres el derecho al voto que, tal como recuerda el diario de Montevideo El País, fue ejercido por primera vez el domingo 3 de julio de 1927 para decidir si un pequeño caserío construido en medio de la pampa debía ser reconocido como “pueblo”.
El lugar se denomina Cerro Chato y se encuentra a poco menos de 300 kilómetros de Montevideo, la capital de Uruguay, en el límite entre las provincias de Florida, Treinta y tres y Durazno. Se formó cerca de la estación de trenes, como ocurre a menudo en estos casos, y antes de eso por aquel lugar solo pasaban tropas, carretas y diligencias. “El problema se genera cuando se pide que el caserío existente sea declarado pueblo”, dijo al diario uruguayo el profesor e historiador local Julio César Gómez García. “Fue entonces, debido a ese hecho singular, que por primera vez en la historia de Sudamérica la mujer ejerció el derecho al sufragio en un plebiscito consultivo para determinar en qué departamento iba a quedar la ciudad”. El historiador también señala que la votación tuvo una doble particularidad. “No solamente votaron las mujeres, sino también los extranjeros; el requisito habilitante para el voto era ser residente de la localidad”. Es interesante notar que en aquel momento Uruguay era una tierra de fuerte inmigración italiana y de esta manera quedó resuelto un problema que vuelve a plantearse en la Italia de nuestros días.
En la foto ser puede ver la casa donde se instaló la urna electoral. Fue construida entre 1924 y 1927 por un comerciante de la zona. Aquí votaron por primera vez la mujeres de América del Sur.